de un nuevo intento del gobierno federal para salvar de la desaparición a la ballena franca del Atlántico norte.
Las nuevas disposiciones se han cernido durante años sobre la lucrativa industria de la langosta y fueron anunciadas el martes por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) con el objetivo de proteger a ballena franca, especie seriamente amenazada con alrededor de 360 ejemplares que son vulnerables al morir enredados en equipo de pesca.
La NOAA dijo que anticipa que las nuevas normas reduzcan en casi un 70% el peligro de muerte y lesiones graves que las ballenas pueden sufrir si quedan enredadas. Desde hace bastante tiempo se esperaba que las reglas se concentraran en reducir el número de cuerdas verticales en el agua y así será.
Las disposiciones reducen el número de cuerdas que unen las boyas con las trampas para langostas y cangrejos, dijo la NOAA. Las normas obligarán el uso de cuerdas menos resistentes para que las ballenas puedan romperlas y liberarse en caso de quedar enredadas, dijo la agencia. La dependencia señaló que las disposiciones también amplían las zonas en que la pesca con trampas de cuerda quedará prohibida o restringida.
"Las nuevas medidas en esta norma permitirán a las industrias pesqueras de angosta y cangrejo Jonah seguir prosperando y reducen significativamente el peligro para las ballenas francas —una especie en peligro crítico— de que resulten lesionadas de gravedad o mueran en medio de equipo de pesca comercial”, dijo el martes en un comunicado Michael Pentony, administrador regional de la Oficina de Pesca Regional del Atlántico Mayor.
Miembros de la industria pesquera de la langosta han dicho que las nuevas normativas podrían dificultar el llevar langostas a los consumidores. Según documentos de la NOAA difundidos el martes, el costo anual del cumplimiento podría oscilar entre 10 millones y 19 millones de dólares.
La industria de la langosta ha sido exitosa en los últimos años debido a grandes capturas de los crustáceos y los precios firmes del producto en el mercado. Sin embargo, el sector también ha enfrentado mercados volátiles en el extranjero y las repercusiones económicas de la pandemia de coronavirus, que ha azotado con fuerza al sector de los mariscos.
El sector pesquero de la langosta en Estados Unidos se ubica mayormente en Maine, y la Asociación de Pesqueros de Langosta de Maine ha sido uno de los principales grupos que ha manifestado su apoyo a las protecciones para la ballena con las que la industria puede vivir. El grupo manifestó el martes en un comunicado su preocupación de que el gobierno esté “imponiendo una carga injustificada al sector pesquero de la langosta en Maine”.
La directora ejecutiva del grupo, Patrice McCarron, señaló que la industria pesquera de la langosta en Maine no ha tenido un caso documentado de alguna ballena franca enredada en más de 17 años. También señaló que los pescadores están preocupados de que futuras restricciones puedan imposibilitar la pesca.