holgada mayoría en el Parlamento británico para aprobar su plan de subir los impuestos para financiar la sanidad a pesar de las críticas que ha generado la medida en su partido.
El incremento del 1,25 % de las aportaciones a la seguridad social de trabajadores y empresas, así como del gravamen sobre dividendos, "no es nada conservador", argumentó durante el debate de hoy en la Cámara de los Comunes el diputado "tory" Jake Berry.
Pese a las críticas entre sus filas por romper la promesa electoral de no subir impuestos, los planes de Johnson recibieron el visto bueno parlamentario con 319 votos frente a 248.
La oposición laborista, liderada por Keir Starmer, tampoco secundó el programa fiscal, con el que el Gobierno aspira a recaudar 36.000 millones de libras adicionales en tres años (41.940 millones de euros) para tratar de reflotar la sanidad pública, que debido a la pandemia acumula más de 5,5 millones de pacientes en listas de espera.
Para Starmer, el plan del primer ministro se basa en "impuestos injustos sobre las personas trabajadoras" y ha propuesto, en cambio, "asegurar que aquellos con mayor capacidad económica paguen una parte justa".
El diputado Steve Baker, uno de los líderes del ala dura del Partido Conservador, sostuvo que la medida anticipa "el principio de una crisis generacional" para la formación.
"Tenemos que redescubrir nuestra confianza como conservadores que defienden el libre mercado", esgrimió Baker.
La también "tory" Dehenna Davison anunció asimismo su abstención en la votación de esta tarde. A pesar de dar la bienvenida a la "rapidez" con la que el Gobierno ha decidido abordar la financiación de la sanidad, dijo que no ha habido suficiente tiempo para abordar "alternativas" a la hoja de ruta del primer ministro.
Johnson, por su parte, defendió durante la sesión de control semanal en los Comunes que su plan está diseñado para "solventar las listas de espera" y al mismo tiempo "arreglar a largo plazo los problemas subyacentes del sistema de salud público".
Junto con las medidas para reducir las esperas a corto plazo, el Ejecutivo conservador pondrá en marcha un plan para incrementar el gasto dedicado a la dependencia y limitar la cantidad de dinero que cada persona debe dedicar a sus cuidados.
El primer ministro ha argumentado que sería "irresponsable" tratar de reflotar la sanidad tras la pandemia aumentando aún más la deuda pública del Reino Unido, disparada hasta niveles históricamente elevados tras año y medio de crisis sanitaria.