viernes en Berlín redoblar sus esfuerzos para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 y el Acuerdo de París.
Para ello, decidieron reforzar algunas metas sectoriales, como el uso de energías renovables, y marcarse subobjetivos no vinculados al dióxido de carbono, como por ejemplo la reducción de las emisiones domésticas de gas metano.
El grupo, que junto a Alemania, que ejerce de la presidencia de turno, incluye a Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Italia y Francia, recordó en un comunicado que es necesario reducir las emisiones de CO2 en un 48 % para 2030 y en un 80 % para 2050 con respecto a los niveles de 2019.
«La ventana de oportunidad para mantener a nuestro alcance un aumento de la temperatura limitado a 1,5º y garantizar para todos un futuro sostenible y en el que se pueda vivir se está cerrando», señalaron haciendo referencia a las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Descarbonización del suministro eléctrico hasta 2035
En su segundo y último día de deliberaciones, los titulares de Clima acordaron apostar por la descarbonización del suministro eléctrico, que aspiran a lograr en gran medida hasta 2035, y a poner fin por completo más adelante a la producción de electricidad por medio del carbón.
Reconocieron además que las subvenciones a los combustibles fósiles son incompatibles con los objetivos del Acuerdo de París y se comprometieron a poner fin hasta 2025 a aquellas de carácter «ineficiente.»
Además, por vez primera, todo el G7 -hasta ahora Japón no cumplía este objetivo- se comprometió a poner fin a la financiación internacional estatal directa de fuentes de energía fósiles hasta finales de 2022.
Urgente para la UE: reducir dependencia energética de Rusia
En relación a la guerra de Ucrania, los ministros señalaron que en varios países se plantean medidas para apoyar a compañías y particulares ante la subida de los carburantes, pero incidieron en que estas deben ser «temporales» e ir dirigidas exclusivamente a los sectores más afectados.
Indicaron que es preciso detener el incremento de los precios de la energía sin poner por ello en riesgo mecanismos clave de la política climática para la transición energética e incidieron en la necesidad de reducir la dependencia de la energía rusa, algo «especialmente urgente» para la Unión Europea (UE).
En este sentido, «es posible un progreso significativo hasta final de año,» manifestaron, e hicieron referencia a la importancia de incrementar el suministro de gas natural licuado (GNL) para mitigar potenciales cortes de suministro de gas por vía terrestre, en particular en el mercado europeo.