para países en desarrollo, pensado para responder a las grandes obras financiadas por China, anunció el presidente estadounidense, Joe Biden.
“Con los socios del G7, buscamos movilizar 600 mil millones de dólares hasta 2027 para inversiones mundiales en infraestructuras”, declaró la Casa Blanca poco antes de un discurso de Biden, en el que desveló esta propuesta, durante la cumbre de los siete países más industrializados de Occidente en el sur de Alemania.
La “Asociación mundial para las infraestructuras” (Partnership for Global Infrastructure) debe, según la misma fuente, “suministrar infraestructuras de calidad sustentables”.
El G7 “se dio como ambición hacer en el mundo una mejor oferta en materia de inversión en las infraestructuras”, subrayó el canciller alemán Olaf Scholz, quien presentó el proyecto al lado del presidente estadounidense.
Estados Unidos, prometió “movilizar” unos “200 mil millones de dólares” en cinco años para ese programa. Pero esa palabra, “movilizar”, no significa que los Estados aportarán esas enormes sumas.
Los occidentales desean desmarcarse de China, que invirtió masivamente en muchos países para construir infraestructura a través del programa llamado de las “Nuevas rutas de la seda”, o para garantizar un acceso a algunas materias primas.
China es acusada de realizar proyectos a través de préstamos poco ventajosos, o francamente peligrosos, que agravarán los problemas de endeudamiento de los países más vulnerables.
La ofensiva china “existe desde hace años y se tradujo por muchas inversiones en especie y e inversiones múltiples”, dijo el domingo un alto responsable de la Casa Blanca, “pero no es tarde”, aseguró respecto a la iniciativa del G7.