Cité Soleil, la comuna más peligrosa del país, se ha quedado sin el hospital de la organización Médicos Sin Fronteras por el recrudecimiento de la violencia.
La organización acaba de cerrar temporalmente su centro de salud debido a la ola de violencia que azota al país.
"Había tiroteos cerca de la puerta del hospital todos los días, a pocos metros de donde estábamos", cuenta Vincent Harris, uno de los médicos.
"Vi escenas de guerra afuera del hospital y encontramos balas perdidas en el interior". "Estábamos en la primera línea de fuego".
"Constantemente teníamos que buscar refugio para proteger a los pacientes, algunos de ellos con herida de bala, y el personal", dice en diálogo con BBC Mundo. "Temíamos perder la vida".
Desafortunadamente no todos lograron sobrevivir.
"Había un bebé extremadamente enfermo. En medio de una balacera, tuvimos que correr al refugio y no le pudimos proveer tratamiento de emergencia. No pudimos salvarlo".
El médico explica que están dispuestos a volver al hospital, siempre que les garanticen condiciones básicas de seguridad.
Miles de personas en Cité Soleil que en la última semana quedaron atrapadas en el fuego cruzado, se vieron obligadas a huir de sus hogares para sobrevivir.
- "Los grupos armados están disparando directamente a nuestra casa" -
Un trabajador de MSF que ofreció su testimonio en condición de anonimato, cuenta que vive atemorizado.
"Siento que el riesgo de que ocurra algo grave está cada vez más cerca. Mis vecinos de arriba encontraron una bala perdida en la escalera".
"Los grupos armados están disparando directamente a nuestra casa", agrega. "Me vi obligado a marcharme con mi familia para buscar refugio en casa de un amigo".
En los últimos meses, bandas criminales han instalado un clima de terror casi permanente en Puerto Príncipe, utilizando francotiradores que disparan indiscriminadamente, según informó la Organización de Naciones Unidas en diciembre.
La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití, que ha documentado la violencia en Cité Soleil, dice que muchos sobrevivientes "lamentan estar vivos" por el uso indiscriminado de la fuerza.
- El Temido G9 -
Las bandas armadas que operan en Haití se agrupan en dos grandes coaliciones: G9 y G-Pep.
Estos grupos son responsables de acciones violentas como asesinatos, desapariciones, violencia sexual o secuestros.
La mayor parte de Cité Soleil, donde viven unas 300.000 personas, está controlada por la federación de pandillas más poderosa de la capital: la familia G9 y sus aliados.
El G9 bloqueó la principal terminal de combustible de la ciudad en septiembre, paralizando el país durante casi dos meses y desencadenando una crisis humanitaria.
Algunas de las tácticas que el grupo armado ha implementado apuntan a restringir la circulación de los residentes y bloquear el acceso a productos de primera necesidad, como alimentos y agua, así como a servicios de saneamiento.
Estas acciones han empobrecido aún más a la población local y degradado un entorno sanitario que ya de por sí es extremadamente insalubre, favoreciendo la propagación de enfermedades infecciosas.
- Fuera de control -
El gobierno de Haití, liderado por el primer ministro Ariel Henry, quien ejerce las funciones de presidente desde el asesinato de Jovenel Moise, no ha logrado frenar a las bandas criminales que controlan gran parte de la capital.
Moise fue asesinado por hombres armados en julio de 2021. La policía culpó a mercenarios colombianos, de los cuales unos 20 fueron arrestados.
Sin embargo, más de un año después, nadie ha sido juzgado.
El asesinato del presidente creó un vacío de poder que las pandillas han estado compitiendo por llenar.
Expertos dicen que los grupos armados tienen vínculos con figuras políticas corruptas, tanto en el gobierno como en la oposición.
Estas figuras serían las encargadas del suministro de armas, financiación o protección política a las bandas. A cambio, las pandillas hacen el trabajo sucio, generando miedo, apoyo o inestabilidad.
Henry ha pedido repetidamente el despliegue de una fuerza internacional para ayudar a la policía en su lucha contra la violencia.
Hasta ahora, ningún país se ha ofrecido a liderar una fuerza de este tipo.