el cese inmediato y "sin condiciones" de la violencia en Sudán, “una solución negociada al conflicto” y un renovado compromiso de todas las partes para volver a una transición encaminada a un gobierno “de carácter civil”.
La resolución, que contó con 18 votos favorables, 15 en contra y 14 abstenciones, también destaca la urgente necesidad de proteger a los civiles y a los trabajadores humanitarios, así como de garantizar la rendición de cuentas por las violaciones de los derechos humanos.
Uno de los efectos concretos de la resolución es la ampliación del mandato del experto independiente sobre la situación de los derechos humanos en Sudán, designado en diciembre del año pasado, y que incluye "la supervisión y documentación detalladas [...] de todas las denuncias de violaciones y abusos contra los derechos humanos desde el 25 de octubre de 2021", cuando el Ejército sudanés dirigido por el general Al Burhan tomó el poder mediante un golpe de Estado.
-De faro de esperanza a triturador de ilusiones-
Unas horas antes de la votación, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos condenó la "violencia gratuita" que ha traído más hambre, privaciones y desplazamientos al pueblo sudanés, mientras las partes en conflicto, las Fuerzas Armadas Sudanesas, lideradas por el general Abdel Fattah Al Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido, dirigidas por Mohamed Hamdan Dagalo, "pisoteaban el derecho internacional humanitario".
En la sesión dedicada a la repercusión del conflicto en Sudán sobre los derechos humanos, Volker Türk recordó al organismo que la nación africana surgió como un "faro de esperanza" tras las protestas populares de 2019 que derrocaron la larga dictadura de Omar al Bashir, con las mujeres y los jóvenes "al frente”.
Tras su vistita a la nación africana hace seis meses, la primera misión que condujo como máximo responsable de derechos humanos de la ONU, el Alto Comisionado recordó que en el horizonte se vislumbraba una transición a un gobierno civil.
Durante los encuentros que mantuvo con los dos generales actualmente enfrentados, Türk insistió en la necesidad dos elementos esenciales para cualquier acuerdo futuro: la rendición de cuentas y los derechos humanos.
"Hoy se ha hecho un daño inmenso, destruyendo las esperanzas y los derechos de millones de personas", afirmó Türk.
Los combates ya han causado la muerte de más de 600 personas, la huida de más de 150.000 y el desplazamiento interno de más de 700.000. Además, se prevén niveles récord de hambre durante los próximos meses.
El responsable de derechos humanos de la ONU subrayó la imperiosa necesidad de lograr una tregua humanitaria y el fin de las violaciones de los derechos humanos.
Al mismo tiempo señaló que, pese a los "intensos" esfuerzos diplomáticos de actores como la Unión Africana, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), la Liga de Estados Árabes y las Naciones Unidas, los líderes de las partes enfrentadas no han accedido a discutir el fin de las hostilidades, por lo que les pidió que "se comprometan urgentemente a iniciar un proceso político inclusivo y una paz negociada".