En la capital británica, pueden encontrarse grandes rascacielos, negocios florecientes o monumentos tan famosos como el Big Ben. Lo que no es tan abundante son los niños, porque la urbe vive una crisis de natalidad muy preocupante que está vaciando las escuelas.
Aunque son varias las razones que explican este fenómeno, casi todas ellas se reducen a un elemento en común de vital importancia: el dinero. Y es que Londres se ha convertido en una ciudad tan cara que ni siquiera muchos de sus propios residentes son capaces de mantener el nivel de vida. El problema, como es lógico, se acentúa en el centro de la ciudad, que es la zona más inasequible.
La urbe londinense ha experimentado una tormenta perfecta que ha derivado en la situación actual. En primer lugar, se encuentra la altísima inflación que se ha producido a nivel global. Mientras que en muchos países empieza a estar bajo control, en Reino Unido se mantiene a unos niveles de récord (8,7% en mayo de 2023). Unas circunstancias que además se mantienen pese a la subida acelerada de tipos de interés. Los problemas de oferta tras la pandemia y la crisis energética han afectado más duramente al país que a Estados Unidos o al resto de Europa.
El Brexit también está contribuyendo a esta alza de los precios. La menor llegada de trabajadores extranjeros como consecuencia de la salida de Reino Unido de la Unión Europea potencia esta crisis permanente que está afectando a todos los sectores, aunque en algunos, como la sanidad, la situación es directamente dramática
Además, hay que añadirle los precios astronómicos de la vivienda, que han experimentado una fuerte subida en los últimos años. De hecho, según los datos oficiales del Gobierno, el precio medio de una propiedad en Londres es de 533.986 libras (más de 697.000 dólares). Una cantidad inasumible para muchos de los residentes.
Así pues, la unión de estos factores dificulta y mucho la vida en Londres. Con tantos gastos, sus habitantes se plantean mucho más tener hijos, ya que supone un extra que no todo el mundo se puede permitir. Así lo demuestran las cifras. Entre 2012 y 2021, la tasa de natalidad ha caído un 17% en la capital, lo que significa una caída de 23.000 nacimientos, de acuerdo a London Councils.