la agencia norcoreana informpo que se "logró poner en órbita al sátelite Malligyong-1". Mintras tanto el ejercito de Corea del Sur anunció que haber detectado un supuesto satélite de vigilancia militar.
Sin embargo, Fumio Kishida, primer ministro de Japón menciono que el lanzamiento es claramente una violación de las resoluciones de las Naciones Unidas. El gobierno de Japón ordenó a los habitantes de la región Okinawa mantenerse alerta.
Corea del Norte defendió la puesta en órbita de su satélite como parte de su "legítimo" derecho de reforzar sus capacidades defensivas, y prometió lanzar más de estos dispositivos de inteligencia "en un corto período de tiempo", según la nota de KCNA recogida por la agencia surcoreana Yonhap.
El medio de Pionyang añadió que el lanzamiento "hará una contribución significativa para reforzar de forma definitiva las capacidades bélicas de las fuerzas armadas" de Corea del Norte.
El Ejército surcoreano había informado en la víspera de que detectó "lo que Corea del Norte asegura que es un satélite de reconocimiento militar" y que fue "lanzado en dirección sur desde el área de Tongchang-ri (en el noroeste del país, donde se encuentra la base de lanzamiento de Sohae) hacia las 22.43 (13.43 GMT)" del martes.
El lanzamiento también provocó la activación durante unos minutos del sistema nacional antimisiles de Japón, mediante el mismo se envió un mensaje a los habitantes de la prefectura de Okinawa (sudoeste) que avisaba del "aparente lanzamiento de un misil desde Corea del Norte" y se recomendaba "evacuar dentro de un edificio o bajo tierra".
El cohete espacial fue lanzado en torno a una hora antes de que entrase en vigor la ventana que Corea del Norte notificó a autoridades marítimas para que se restringiera la navegación en áreas donde podrían caer restos del proyectil y que se extendía entre la medianoche de hoy (15.00 GMT) hasta el próximo 1 de diciembre.
Se cree que Corea del Norte ha contado con asistencia tecnológica y asesoría de Moscú para su nuevo lanzamiento, tras la cumbre que celebraron en septiembre el líder norcoreano y el presidente ruso, Vladímir Putin, y que sirvió para cimentar un acuerdo destinado a cooperar y comerciar en el terreno militar y aeroespacial.
Seúl, Washington y Tokio condenaron el lanzamiento y subrayaron que se trata de una vulneración de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que prohíben estos intercambios y también el lanzamiento de cohetes espaciales por parte de Pionyang, al considerar que se trata del uso encubierto de tecnología para misiles balísticos intercontinentales (ICBM).