"Hoy (domingo) hablé con Larry Summers y acepté su decisión de retirar su nombre de la consideración para ser presidente de la Reserva Federal", dijo Obama en un comunicado.
Summers, considerado ampliamente como un economista brillante y un responsable político astuto y decidido, era el principal candidato para reemplazar a Bernanke, cuyo segundo periodo al mando de la Fed expira en enero.
Sin embargo, las posibilidades de Summers de suceder a Bernanke se vieron afectadas por las controversias, entre ellas su apoyo a la desregulación financiera en la década de 1990 y unos comentarios hechos acerca de la capacidad de las mujeres mientras era presidente de la Universidad de Harvard.
Se esperaba que los cuatro senadores demócratas en el Comité Bancario del Senado votaran en contra de Summers si era nombrados por Obama para el cargo.
Summers dijo que la polémica generada en torno a su candidatura da muestra de un potencial proceso de confirmación difícil que podría perjudicar la agenda económica del presidente Obama, por lo que decidió marginarse del proceso.
"He llegado a la conclusión de forma renuente que cualquier proceso de confirmación posible sería dañino para mí y no redundaría en el interés de la Reserva Federal, el Gobierno o, en última instancia, los intereses de la recuperación económica que está en curso en el país", dijo Summers en una carta enviada a Obama.
Veintiún senadores demócratas habían firmado una carta instando a Obama a nominar a Janet Yellen, quien podría convertirse en la primera mujer en liderar el banco central de Estados Unidos.
Summers es el segundo candidato en retirarse de la opción de asumir un alto cargo en el actual mandato de Obama debido a las presiones políticas.
Susan Rice, actual asesora de seguridad nacional de Obama, dio un paso al costado para ser considerada secretaria de Estado por una controversia surgida en torno a su papel por la explicación dada tras el ataque perpetrado en 2012 contra una sede diplomática estadounidense en Benghazi, Libia.
El atentado cobró la vida de cuatro empleados del Gobierno de Estados Unidos, incluyendo el embajador.