"Si se produjera la independencia escocesa de Reino Unido, el Gobierno británico cumpliría en todas las circunstancias con los términos contractuales de la deuda emitida por el Gobierno británico", dijo el Tesoro en un comunicado.
Una Escocia independiente sería responsable de una "porción justa y proporcionada" de las obligaciones británicas pero no se transferiría a Escocia una parte de la deuda pendiente, agregó, añadiendo que los términos del reembolso estarían sujetos a una negociación.
La deuda neta británica se situaba en torno a los 1,2 billones de libras a finales del año fiscal 2012-13.