Esta devaluación parece imparable desde el inicio de la crisis en Ucrania, en noviembre, y sobre todo desde principios de enero cuando el tipo aun estaba en torno al ocho hryvinas. A pesar de una recuperación hace una semana, los acontecimientos políticos han vuelto a agravar la situación económica.
En el momento de máxima caída, el Gobierno decidió limitar temporalmente las transferencias al extranjero para evitar la huida de capitales. Para apoyar a la hrivina, el banco central también ha vendido una gran cantidad de dólares hasta el punto de que solo le quedan dos meses de reservas para la importaciones. Los analistas esperan que, la próxima decisión, sea devaluar la moneda para un cambio más real tal como ya han hecho otros países emergentes.