En 2013 se consumió en ese país 29,1 millones de hectolitros de vino, un 0,5 por ciento más que en 2012, mientras que el consumo en Francia cayó casi un 7 por ciento hasta 28,1 millones de hectolitros.
En tercer lugar se situó Italia seguido de cerca por Alemania, con 20,3 millones, el único país de la Unión Europea que ha mejorado sus cifras, con un repunte de 0,3 millones respecto al año anterior.
Aunque existen algunas excepciones, en general la mayoría de las marcas de vino más grandes han echado abajo la percepción de que los estadounidenses optan siempre por los vinos más baratos:
“Creo que en el pasado el vino estaba en una gama alta. Era muy caro acceder a él. Pero ahora la tendencia ha cambiado, y la gente sabe que puede conseguir una buen vino por menos de veinte dólares ó 15 dólares la botella para la cena”. Los hábitos están cambiando y la gente está adoptando el vino como la bebida nacional “, asegura Antony Riboli, productor de vino.
Aunque los estadounidenses empiezan a apreciar cada vez más el vino, la cidra está todavía está muy por debajo del consumo per cápita. Según este tipo de cifras del año 2011, un francés medio consume 1,2 botellas a la semana, seis veces más que el estadounidense medio.
Los vinos domésticos ahora se han propuesto superar en producción a las importaciones, y se espera que dentro de unos años lleguen a alcanzar las tres cuartas partes del volumen de la industria.
El consumo mundial de vino cayó un 1 por ciento el año pasado hasta 239 millones de hectolitros. La producción en el mismo período subió un 9,4 por ciento a 279 millones de hectolitros gracias a números récords en España, Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda.