“El gas ruso se halla actualmente en Ucrania. Y Ucrania usa nuestro gas como quiere. No hay una inversión física desde Europa”, detalló Miller. “Puede llegar un momento en un futuro próximo en que probablemente introduzcamos limitaciones en el suministro de gas a las estaciones de control europeas para poder saber si hay una retrocesión”.
La compañía estatal rusa cortó el suministro a Ucrania el pasado 16 de junio porque este país no le había abonado la deuda pendiente después de que Gazprom le doblara el precio tras el cambio de régimen. En estas condiciones, el precio a otros países europeos resulta más barato y la Unión Europea estudia la opción de reenviar el gas a Kiev a partir de otoño. Algo que en Moscú se considera una violación de los acuerdos contractuales.