“ Si comparamos la economía turca con la de la Unión Europea y el resto del mundo, se puede apreciar que está relativamente en buena forma. Pero, por otro lado, el endeudamiento del sector privado, el déficit por cuenta corriente y la desviación de los objeticos de inflación por parte del Banco Central siguen preocupando a los analistas. Hay diferentes puntos de vista, y muchos son bastante negativos”, asegura Cemil Ertem, economista.
A pesar de la creciente inflación, en junio, la máxima autoridad monetaria comenzó a reducir drásticamente los tipos después de elevarlos con contundencia en enero como medida de urgencia para respaldar el valor de la libra y frenar la fuga de capitales. Su independencia entonces quedó en entredicho, al actuar justo después de que el primer ministro turco se quejase de la timidez de estos recortes.