Se trata de la supresión de un puesto sobre tres para volver a convertir la compañía en rentable en tres años. Para ello, eliminará líneas deficitarias para transformarse sobre todo en una aerolínea regional.
El reto no es fácil porque Malaysia Airlines ha perdido más de novecientos millones de euros en los últimos tres años y, desde el pasado julio, las ventas de billetes han caído un treinta por ciento.