Está en riesgo el suministro de alimentos de más de 20 millones de mexicanos por la caótica operatividad del Fideicomiso de la Central de Abastos de la Ciudad de México (CEDA) por lo que será necesario cancelar su vigencia que fenece hasta el 2080, señaló el diputado Gabriel Godínez Jiménez.
El legislador perredista consideró que es necesaria la intervención del Gobierno del Distrito Federal para que pueda realizar una cirugía mayor, cancelar, suprimir o rescindir el Fideicomiso que fue creado el 7 de julio de 1981 con base en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito con una vigencia de 99 años.
Precisó que las severas deficiencias de operatividad radican en la falta de seguridad, movilidad, servicio de agua, higiene y de una regulación efectiva de las actividades comerciales que subsisten en sus alrededores.
Godínez Jiménez destacó que la anarquía que priva en el estacionamiento para más de tres mil 224 automóviles impide una movilidad dinámica que permita un libre flujo de mercancías, por lo cual el potencial de compradores, de más 127 millones de personas, que acuden anualmente a surtir sus despensas familiares, han dejado de acudir en un porcentaje considerable.
Además, destacó, diariamente transitan dos mil tráileres, 150 camiones Torton y 57 mil vehículos para abasto y desabasto de productos los que tienen que circular sobre baches que impiden una movilidad ágil en el interior y zonas aledañas a la CEDA.
Explicó que pese a sus grandes dimensiones – más de 327 hectáreas de superficie-, la CEDA padece una severa crisis de movilidad no obstante que el GDF destinó 20 millones de pesos para la reparación de sus vialidades. Precisó que aún se registran baches sobre baches que dañan severamente a todas las unidades que trasladan toneladas de comida.
Enfatizó que la falta de agua impide también una correcta higiene dentro de la Central de Abastos fundamentalmente en las zonas de alimentos perecederos donde se surten comerciantes de mercados populares, de tianguis, mercados sobre ruedas, recauderías, tienditas y pequeños comercios familiares.
También destacó que la falta de vigilancia ha generado el aumento de robos de mercancías a locatarios, a transeúntes y a transportistas a cualquier hora del día lo que contribuye a que las visitas disminuyan.
Agregó que la CEDA debe ser rescatada de una catástrofe comercial ya que es en este lugar donde se determinan los precios de los productos hortofrutícolas a nivel nacional y donde se comercializan productos de 24 estados de la República Mexicana y en la cual se compra y distribuye el 30 por ciento de la producción de hortalizas y frutas de todo el país.
De igual forma dijo que es urgente regularizar los comercios que han florecido al amparo de la anarquía que priva dentro del Fideicomiso, que tiene 33 años de vida, sobre todo en las franjas circunvecinas que expenden bebidas alcohólicas a cualquier hora del día sin que nadie los supervise porque se ubican en zonas de nadie.
Dijo que han proliferado gasolineras, tiendas y todo tipo comercios informales en los que las autoridades correspondientes no tienen ningún tipo de injerencia para regular la comercialización por tratarse de un Fideicomiso, que pese a estar conformado de manera paritaria por representantes del sector privado y de los gobiernos local y Federal, en donde el Jefe del Gobierno capitalino preside al Comité Técnico y de Distribución de Fondos y tiene voto de calidad, en caso de empate, la CEDA va rumbo al precipicio afectando a millones de consumidores.
Gabriel Godínez destacó que potencialmente se generan al día más de 200 toneladas de basura, las que se acumulan de tres a cuatro días al aire libre, sobre todo en las áreas de estacionamiento, no obstante que el Centro de Transferencia está a unos metros de la CEDA.
Consideró que el asunto de la basura es sumamente riesgoso no sólo por la fetidez que se dispersa y contamina el medio ambiente sino por la proliferación de fauna nociva que repercute en la salud de los capitalinos, fundamentalmente la de habitantes que viven en la periferia.
Sin duda, preciso, esta mala imagen de la CEDA pone en riesgo la situación alimentaria y de salud de los capitalinos, así como del comercio que brinda miles de empleos de los que millones de capitalinos y habitantes de la zona metropolitana obtienen el sustento.