NOCHIXTLAN, Oax. Diez metros antes de llegar a Nochixtlán, el vehículo tipo suburban que transporta a pasajeros de la capital para y da vuelta hacia atrás; no hay riesgo, no hay sorpresa, desde hace más de 30 días esto se ha convertido en parte de la normalidad para chóferes de transporte público: el rodear para entrar al
Centro, esto después del enfrentamiento del 19 de junio entre manifestantes, pobladores y policías estatales, federales y la Gendarmería. Se percibe en el ambiente la sensación de alerta.
El bloqueo permanece en el punto del enfrentamiento, aunque de manera intermitente y, a veces sin la presencia de manifestantes como este domingo, que se han dado una tregua y en su lugar han dejado solo bultos de tierra que impiden el paso.
Ahora, en vez de 10 metros, toca recorrer cinco kilómetros para llegar al centro de la población mixteca en su Día de Plaza, como aquel domingo trágico.
Los habitantes parecen haber recuperado su vida cotidiana pero aún se percibe un ambiente de alerta y está latente el recuerdo de ese domingo 19 (junio) cuando – según versiones de algunos comerciantes- los policías ingresaron a la población y dispararon contra civiles.
“Ese día todo en la carretera todo era ruido, gases, humo, autos y camiones quemados por los propias policías”, dice un testigo.
“Ya habían desbloqueado la carretera pero se metieron con nosotros, entraron al panteón, golpearon a pobladores que estaban visitando a sus muertos, agredieron a los chamacos que estaban ahí apoyando, les dispararon a raso, murieron nueve, quedaron más de cien personas heridas y todavía, después de 34 días aún no se sabe quién dio la orden de disparar y mucho menos hay alguien detenido”, dice un indignado. Nadie quiere dar su nombre.
Una joven vendedora muestra imágenes de su celular, narra foto a foto lo ocurrido, suspira y desea que el sonido consecutivo de tres cohetes no se repita porque eso indica como ese día, el ingreso de los policías al pueblo.
“Ese día todos corrimos, aquí todo se quedó vacío, fuimos a la iglesia a apoyar a los heridos”, dice la comerciante de barbacoa, que ese día destino toda la comida a los manifestantes.
Después 34 días, la gente conversa con los visitantes sobre los hechos, hay un poco de desconfianza al gobierno “no les ha cumplido, apenas hoy se llevaron a algunos heridos”.
Pero también hay molestia con integrantes del magisterio.
“La gente viene de los pueblos y hace sus compras porque ya conoce como es el movimiento pero otros visitantes nacionales tienen miedo de llegar por lo que han dicho en la prensa”, argumenta una mujer, que en medio de su carestía critica de refilón a integrantes de la CNTE.
“Ellos han recibido apoyo de otras partes del país, llegan cajas de despensa y no tenemos claro como las reparten” dice la vendedora mientras despacha a sus clientes.
Luego se acerca y dice esperanzada: “esperamos que pronto todo se normalice, ya viene la fiesta del pueblo que es el 19 de agosto pero antes la octava de la Guelaguetza que tendrá lugar en esta región Mixteca.
Cercano al mercado donde confluye este día gran parte de la población y agencias cercanas, está el Palacio Municipal que mantiene latente el recuerdo de la violencia derivada de la protesta contra la reforma educativa y la ausencia de autoridades; aún huele a humo, hay oficinas destrozadas, paredes negras, restos de un cajero automático, una motocicleta y de documentos quemados en espera de las investigaciones para determinar quiénes fueron los responsables.
Al lado, en el parque un anuncio confirma lo dicho por la comerciante, la “Guelaguetza Magisterial” y popular tendrá lugar ahí el 1 de agosto próximo en memoria de los fallecidos.