Ronda 2.4 punto crítico de la Reforma Energética

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Shell se apuntó como el gran ganador de una de las subastas más esperadas para tener el derecho a la perforación en aguas profundas del Golfo de México.

La subasta de 29 bloques, conocida como Ronda 2.4, era la prueba más importante de la apertura histórica del sector energético lograda por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que buscaba atraer cientos de miles de millones de dólares de inversión para dar un giro a la declinante industria petrolera estatal.

El subsecretario de Hidrocarburos, Aldo Flores, dijo en conferencia de prensa que, la inversión comprometida con esta subasta es de 93,000 millones de dólares, mientras que para los primeros 15 años hay un potencial para generar 230,000 empleos y más de 900,000 a lo largo de la vida de los proyectos.

Agregó que el Estado recibió 525 millones de dólares en efectivo en la firma de los contratos y además, 23 pozos de exploración quedaron ya comprometidos.

En términos fiscales, el gobierno tomará el 64.7% de la utilidad que se generen por estos proyectos, e incluso puede llegar hasta el 67.2%.

En cuanto a la producción, si hay éxito exploratorio se podría alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios de petróleo y 4,000 millones de pies cúbicos diarios de gas. Actualmente México produce 1.87 millones de barriles diarios.

“El resultado fue un gran éxito y demuestra que las petroleras aún con la competencia global, ven a México como un destino atractivo. Shell solo tenía un contrato y se había mantenido ajeno a las licitaciones, ahora demostró un cambio de estrategia y ve a México como un pilar de crecimiento”, comentó en entrevista Pablo Medina, especialista del sector energético.

El gobierno mexicano adjudicó 19 de 29 bloques, con lo que superó las expectativas, y atrajo la atención de las mayores petroleras del mundo.

El gigante petrolero Shell se llevó la victoria de la subasta, con nueve bloques, de los cuales cinco se los llevó en consorcio con otras empresas y los cuatro restantes de manera individual. En la subasta participan 19 de las 26 empresas que originalmente se habían registrado, entre las que destacan la angloholandesa Shell, la estadounidense Chevron y la española Repsol, por mencionar algunas.

Los bloques se encuentran en aguas someras y profundas en el Golfo de México, frente a las costas del estado de Tamaulipas con un área total de 65,000 kilómetros cuadrados, y con recursos estimados de 4,200 millones de barriles de crudo equivalente.

Las áreas contractuales de la Ronda 2.4 se ubican en las provincias petroleras de: Área Perdido, Cordilleras Mexicanas y Cuenca Salina.

Perdido
Esta es una de las áreas más codiciadas, Shell se llevó cinco de los nueve bloques que se subastaron. Cuatro de estos en consorcio con la con la estatal Qatar Petroleum y uno más en alianza con Petróleos Mexicanos (Pemex).

Pemex, por su parte, ganó un bloque, mientras que otros tres fueron declarados desiertas, es decir, ninguna empresa presentó una oferta.

Perdido es una de las áreas más atractivos, ya que Pemex la ha explorado y existe información sobre la zona, por lo que el riesgo geológico es bajo.

“Lo que vio Shell es que hay crudo súper ligero, solo un bloque, el 23, tiene aceite pesado”, comentó el consultor de Caraiva y Asociados, Ramsés Pech.

Cordilleras Mexicanas
Esta zona tiene nueve bloques, y la petrolera PC Carigali, filial de la malasia Petronas, ganó tres bloques.

Uno de los bloques lo ganó en consorcio con Repsol y la británica Ophir, el segundo en alianza con Ophir y la tailandesa PTTEP y el tercero con Repsol.

Pemex, en tanto, ganó un contrato, mientras que tres bloques se declararon desiertos.

Cuenca Salinas
En esta área, Shell se apuntó otro triunfo al llevarse cuatro bloques de manera individual.

Chevron en asociación con Pemex y la japonesa Inpex ganaron el bloque 22.

La italiana Eni en alianza con Qatar se adjudicó el bloque 24.

Mientras Que PC Carigali ganó tres áreas, dos de manera individual y uno en asociación con Repsol, la mexicana Sierra y PTTE.

Los especialistas consultados, coincidieron en que Salinas es una de las áreas que implica un mayor riesgo, debido a la falta de información.

“Van a tener que invertir más para sacar datos. Habrá que ver de todos los que ganaron cuántos se van a quedar con esos bloques. Pueden pasar de siete a 10 años para obtener la información y perforar, ahí evaluarán si funciona o no el yacimiento”, dijo Pech.

Medina en tanto, se mostró más confiado respecto al área de Salinas.

“Lo que apuestan es a pegar un home run, el riesgo beneficio es muy alto, pero es interesante porque son áreas muy poco exploradas. Pero, estas empresas son experimentadas seguro quieren traer el aprendizaje que ya tienen”, comentó Medina.

Agregó que, pese a que México enfrenta un año electoral, el éxito de la subasta demuestra que la industria confía en el modelo mexicano a largo plazo.

El petróleo y las elecciones
La ronda 2.4 ocurre en un momento en el que el presidente Enrique Peña Nieto y su partido quieren mostrar los frutos de la liberalización antes de las elecciones del 1 de julio. La reforma fue su iniciativa económica más destacada pero los resultados han sido mixtos.

Cinco meses antes de los comicios, los sondeos muestran que el candidato del partido gobernante va a la zaga del postulante favorito, un izquierdista que promete revisar los contratos de energía si gana. Una subasta exitosa ayudaría al oficialismo.

Durante décadas, las principales petroleras del mundo presionaron por el acceso a las reservas de petróleo y gas de México. La petrolera estatal Pemex, cuyo monopolio de 75 años acabó con la reforma, carecía del capital y la experiencia para extraer crudo de la roca bajo las aguas más profundas del país.

Con los precios del petróleo cerca de un máximo de tres años, las empresas energéticas van saliendo de una recesión. Tienen más efectivo ahora que en los años previos, así que las condiciones son mejores que en las ocho subastas anteriores realizadas por México desde la reforma.

¿Buenas inversiones?
Las compañías que ganaron en subastas previas han prometido inversiones por 61,000 millones de dólares. Pero el país necesita diez veces más para que la producción petrolera vuelva a los niveles récord de 2004, dijo el martes el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

México enfrenta una dura competencia de rivales regionales interesados en atraer a grandes petroleras mundiales. Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador han liberalizado sus sectores y este año están subastando yacimientos de petróleo y gas.

Hace apenas tres meses, las grandes petroleras BP, Shell y Exxon conquistaron algunos de los territorios más codiciados en aguas profundas de Brasil. Desarrollarlos requerirá decenas de miles de millones de dólares.

Algunas de las empresas que ganaron en subastas anteriores han hecho grandes hallazgos, sumando más de 2,000 millones de barriles de petróleo crudo equivalente a reservas.

La reforma ha generado buenos negocios a firmas de servicios petroleros y de mapeo sísmico, que ha concretado ventas por 800 millones de dólares en paquetes de datos a las compañías que están considerando participar en las subastas.

Algunos de los esfuerzos de México por atraer inversiones han sido menos exitosos. El gobierno ha suavizado sus ambiciosos objetivos en busca de socios para Pemex, luego de que firmas extranjeras no aceptaran los altos costos relacionados a esos proyectos.

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