Problemas como la disparidad salarial y la falta de oportunidades de reinserción, además de que su regreso lo realizan en condiciones de alta vulnerabilidad, hacen que los deportados deban recibir atención especial por parte de los tomadores de decisiones en ambos lados de la frontera (México y Estados Unidos), coincidieron especialistas en migración.
Guillermo Castillo Ramírez, investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), precisó que ante este problema se requiere de más información y menos prejuicios.
"La migración es un proceso muy complejo que tiene que ser considerado de manera integral, tanto desde las condiciones de los países de origen como los de destino. Una mirada más informada y menos prejuiciosa nos ayudaría a ver que los migrantes mexicanos no son criminales sino personas que salieron a buscar un mejor futuro y que, muchas veces, son explotados y discriminados en Estados Unidos", consideró el especialista en geografía de la migración.
Castillo Ramírez añadió que la maquinaria de deportaciones no es un proceso solo impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, sino que su auge viene de la época de George Bush y Barack Obama, un proceso que ha reconfigurado la dinámica en las ciudades y el campo.
"En el contexto de una política xenófoba, los migrantes mexicanos son obligados a regresar de manera forzada a un país que, muchos años antes no les ofreció posibilidades de desarrollo y los forzó a salir de sus localidades de origen", precisó durante el conversatorio "La Política migratoria en la era Trump, las deportaciones y la migración de retorno", realizado en la UNAM, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Igualmente, Magdalena Barros Nock, especialista del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), reconoció que otro de los cambios importantes que se presenta ya con las deportaciones es el hecho de que la mayoría de los retornados son hombres.
Esto implica, precisó, la fracturación de las familias, pues mientras ellos son deportados, ellas tienen que conseguir no solo uno sino tal vez dos trabajos más para complementar el salario del marido, deben ver por los hijos, salirse del sitio donde vivían y enviarle dinero al marido.
"Ellas son las que están enviando ahora las remesas al marido, sobre todo para sostenerse en los primeros meses en México. Esto además de que ahora es posible encontrar más casos de niños deprimidos, con el miedo de que a lo mejor tampoco la madre regresa o que el Estado puede venir por ellos", detalló Barros Nock.
A su vez, Liliana Rivera Sánchez, investigadora de El Colegio de México (COLMEX), recordó que las mayores deportaciones de Estados Unidos a México no surgieron durante el gobierno de Donald Trump, sino de su predecesor Barack Obama.
Pero una de las cosas que más ha cambiado en los últimos años son los sitios a los que están regresando los migrantes, así como el perfil de los retornados, respecto a lo que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el 2000, reflexionó Rivera Sánchez.
"En el 2000 regresaban, principalmente a Jalisco y Michoacán, pero en los últimos tiempos se ha visto que, aunque siguen siendo de un entorno rural, se asientan en las zonas metropolitanas", consideró la especialista.
Esto de lo que habla es que el perfil de los retornados también está cambiando, pues al inicio del siglo se trataba, principalmente de personas que ya habían terminado su vida productiva, pero ahora, la media es de 31 años, lo que nos plantea el reto de la reinserción laboral de personas con perfil educativo máximo de primaria completa, agregó la investigadora del COLMEX.
Están buscando reinsertarse en un mercado de trabajo, fundamentalmente los migrantes que retornan en las dos últimas décadas regresan al lugar del cual salieron y el problema es que muchas veces las políticas públicas están diseñadas para el regreso de los migrantes al sitio de origen, no a zonas conurbadas, por ejemplo, de Puebla, Veracruz y Guerrero, reconocieron los especialistas.
A su vez, Leticia Calderón, del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, pidió considerar lo difícil que es para un migrante que lo envíen a una nación como México, donde viven 125 millones de personas y donde, originalmente, no encontró oportunidades.
"Es durísimo, porque ese contexto mexicano, exagerado en muchas partes, se hace difícil volver debido a la difícil situación del país", añadió Calderón.
Todo lo anterior, coincidieron los especialistas, está generando una serie de problemas en México y Estados Unidos que deben ser consideradas por ambas naciones ante la perspectiva actual del vecino del norte de regresar a los dreamers.
Pie de foto: La investigadora de El COLMEX, Liliana Rivera Sánchez (tercera de izquierda a derecha) recordó que las mayores deportaciones de Estados Unidos a México no surgieron durante el gobierno de Donald Trump, sino de su predecesor Barack Obama. La acompañan Magdalena Barros, Leticia Calderón y Guillermo Castillo. (Foto: Diana Saavedra).