Actualmente, en un mundo no solamente interconectado de forma masiva sino en el que el conocimiento se produce y se transmite a nivel internacional, es fundamental
tener una buena comunicación entre actores y países para lograr alcanzar los objetivos de desarrollo.
El Foro de Diplomacia Científica en Torno a la Ley de Ciencia y Tecnología, que se llevó a cabo el día de ayer en el Senado de la República, reunió a voces destacadas en el ámbito de la ciencia, la política y las relaciones internacionales para discutir extensamente los retos y oportunidades de México al respecto, así como para analizar la iniciativa de reforma a dicha Ley, enviada por el Ejecutivo.
“A partir del conocimiento generado con la ciencia y tecnología se fundamenta el desarrollo de los seres humanos, y por supuesto de los mexicanos. Es a partir del conocimiento científico y del desarrollo tecnológico que podemos transitar a un modelo de desarrollo sustentable que no se quede solamente en una bandera política y transitar hacia el bienestar que tanto necesitamos los mexicanos”, dijo Kevin Armando López Agustín, secretario general de Paciencia la de México.
¿Y cómo transitar a un modelo de desarrollo? Esto se discutió durante la charla plenaria “Diplomacia Científica. Hacia una política nacional e internacional en ciencia, tecnología e innovación: retos y perspectivas”.
De acuerdo con el doctor Jesús Arturo Borja Tamayo, director de cooperación internacional del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), si México como país manufacturero “no realiza una transformación tecnológica basada en el conocimiento, va a perder el lugar que actualmente tiene, por ejemplo, como uno de los exportadores más importantes de manufacturas a nivel internacional”.
Nuestro país tiene talento, de eso no hay duda, y nuestras prioridades tampoco están tan alejadas de las de otros países, como bien lo explicó el candidato a doctor Parcifal Fidelio Islas Morales, miembro de la Red de Talentos en el exterior, “todos estamos viviendo los mismos retos globales, en ese sentido la diplomacia científica es el vehículo a través del cual nos podemos poner de acuerdo para generar iniciativas regionales e internacionales que finalmente nos lleven a la cooperación”.
Al final, la ciencia es una actividad que cuenta en su sentido más amplio a nivel internacional, y debería de contar de forma bilateral.
“En el año 2003 se crea el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) bajo este sentido, que es hacer esfuerzos para vincular a la comunidad mexicana en el exterior. (…) en 2005 se crea la Red de Talentos y es una organización de la sociedad civil ajena al gobierno, que es coordinada por el IME”, explicó la Licenciada Ana Céspedes Cantú, del IME.
“El propósito de la Red es vincular todos los esfuerzos que está haciendo la diáspora calificada en el exterior a través de capítulos. Al momento tenemos 58 capítulos que se encuentran en 28 países y desde 2015 los estamos tratando de vincular con la planta productiva en México y hacer que sus proyectos compaginen. Lo estamos haciendo a través de nodos, que son la contraparte de estos capítulos en el exterior que se encuentran en el República, al momento tenemos 12 y se hacen desde una organización local estatal”, continuó la licenciada.
Sin embargo y pese a que los esfuerzos a nivel internacional son fundamentales, lo más importante es empezar a generar diplomacia a nivel local. El doctor Víctor Manuel Velázquez, físico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habló sobre el triángulo academia, iniciativa privada y el organismo gubernamental
“Esta conexión que debería de existir entre la iniciativa privada, la academia y el ente gubernamental creo que podría detonarse si precisamente existiera el diplomático científico del interior, aquella persona que se mueva y que vaya a buscar a la iniciativa privada, a la académica y a la gubernamental y los combine para que pueda enfrentar un reto”.
Y la mejor forma de alcanzar esa maduración es comenzar a planear a largo plazo. “Como están las cosas actualmente (…) la planeación del CONACyT realmente se vuelve sexenal, se vincula al Plan Nacional de Desarrollo. Planear en ciencia, tecnología e innovación (CTI), con la muy fuerte posibilidad de que cambien los objetivos cada seis años, impide realmente que México tenga el tipo de evolución, la economía y el bienestar que pueden producir la CTI y que se ha dado en países que han tenido esa visón de largo plazo y han sido capaces de usar la CTI como una auténtica palanca de desarrollo nacional”, concluyó el doctor Luis Felipe Jiménez García, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
Pie de foto: Al final, la ciencia es una actividad que cuenta en su sentido más amplio a nivel internacional, y debería de contar de forma bilateral. (Fotos de: Myriam Vidal Valero). De izquierda a derecha: Ricardo Muñiz, José Cirpriano Gutiérrez, Ana Céspedes, Luis Felipe García, Víctor Velázquez, Jesús Arturo Borja, Kevin Armando López.