Chiapas, 22 de octubre 2024 ::: Cientos de personas rindieron homenaje ayer en su pueblo natal al padre
Marcelo Pérez, el sacerdote católico, defensor de los indígenas y campesinos, asesinado el domingo pasado al término de una misa en Chiapas.
Aunque llevaba casi una década sufriendo amenazas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había pedido a México desde 2015 medidas de protección, Pérez fue asesinado a tiros en San Cristóbal de las Casas.
La multitud que quiso despedirse del sacerdote era tan numerosa que no cabía en la iglesia de San Andrés Larráinzar, un pequeño pueblo en las montañas, a 50 km de donde fue asesinado y la misa bilingüe, en tsotsil y español, tuvo que celebrarse en el parque central. El entierro será hoy.
El padre Marcelo Pérez, de 50 años, era un indígena tsotsil reconocido por mediar en conflictos sociales, indígenas, campesinos y políticos de municipios azotados por todo tipo de disputas y actos de violencia del crimen organizado.
En 2016, fue el traductor del papa Francisco durante su visita a Chiapas, cuando el pontífice oficializó el uso de lenguas indígenas en las misas.
La violencia no ha dejado de crecer en el Estado.
Desde la Iglesia Católica, el llamado fue contundente. “Esperamos que haya una decidida actuación para restablecer la paz en el país y desde luego en Chiapas”, dijo el obispo de San Cristóbal de las Casas, Rodrigo Aguilar.
Aguilar y el cardenal Felipe Arizmendi, quien ordenó sacerdote a Pérez hace 22 años, hablaron con la prensa tras la misa, mientras amigos y seguidores del religioso se acercaban al féretro abierto a rendirle respetos, entre música y muchas lágrimas.
“Esto es un reflejo de todo el país. Que no digan que México está bien, por favor”, afirmó el cardenal.
La ONU, la CIDH y numerosos colectivos de derechos humanos, exigieron una investigación independiente y exhaustiva del homicidio.