Alerta UNAM sobre gas radioactivo

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El radón es un gas radiactivo natural que se produce en las diferentes capas geológicas de la Tierra. Llega al ambiente desde el suelo y entra a sitios cerrados como casas, escuelas y lugares de trabajo, donde se respira con el consiguiente riesgo a la salud, como el cáncer pulmonar, el más conocido y grave.

Un paso adelante de la detección, el universitario ha desarrollado un método de mitigación para reducir las concentraciones intramuros, que actualmente está en proceso de patente en esta casa de estudios.

En México esas concentraciones en casas, edificios y lugares de trabajo no se miden oficialmente, por no existir regulaciones de las autoridades competentes, ni normas nacionales.

En el país sería aplicable el método de Espinosa García en casos de concentraciones de radón intramuros por arriba de las normas internacionales, pero estoy convencido de que no es el problema más importante, por la economía; es poco factible por las carencias sociales y económicas, pues todavía existen viviendas con pisos de tierra, cuyas partículas suspendidas pueden ser tan peligrosas o más que el mismo elemento en la generación de cánceres.

“Además, hay una gran deficiencia de casa digna para la población”, y ante la preocupación básica por obtener una, la acumulación de ese gas es de menor importancia.

En contraste, en Europa y Estados Unidos es obligatorio medirlo, pues se considera un aspecto de seguridad en lugares habitacionales y oficinas. En la Unión Americana, una casa que no está certificada radiológicamente en los niveles por debajo de las normas, no tiene valor comercial.

Otros países como Finlandia, Suecia, Suiza y Reino Unido poseen reglamentaciones rigurosas. Hay casos en que si una vivienda no está certificada, a los habitantes se les niegan los seguros médicos y de vida.

Debido a ello, esos territorios representan un mercado para el método de mitigación, que podrá aplicarse una vez que esté lista la patente internacional en trámite. “En naciones nórdicas, han oído de este método y están prontos a emplearlo en cuanto se comercialice, dado que es económico y simple, y de bajo consumo eléctrico”.

El problema del radón intramuros se agudiza en los países nórdicos (Finlandia y Suecia), Reino Unido, Estados Unidos, y en general, en aquellos con niveles de cinco grados bajo cero, o menos, por temporadas largas en el año. La razón es que las casas se tienen que mantener cerradas y con aire acondicionado, para evitar las bajas temperaturas.

“Ello provoca mayor concentración del gas al interior, algo que no ocurre en zonas tropicales o de clima benigno como México, donde abrimos las ventanas y circula el aire gran parte del año”, detalló.

Lo interesante, prosiguió, es que desarrollamos dentro de la UNAM tecnología mexicana, pues la medición, los métodos de mitigación y las calibraciones fueron generados por nuestro Proyecto de Aplicaciones de la Dosimetría del Instituto de Física.

Entre los logros de vinculación con la iniciativa privada, el físico universitario consiguió un contrato de dos años con una institución bancaria de capital y regulaciones inglesas, para medir las concentraciones de ese elemento dentro de sus sucursales en todo el país. “Nos dejó gran experiencia científica y financiamiento para continuar con las investigaciones y la formación de estudiantes”.

Un vaso desechable de 330 mililitros de plástico transparente es parte del dispositivo de Espinosa García para medir el radón dentro de un sitio cerrado; es simple y fácil de construir, y sobre todo está dentro de los presupuestos universitarios para mediciones masivas.

En el dispositivo, el científico introduce material sensible al radón, un plástico denominado comercialmente CR-39, y una pequeña bolsa con material absorbente de humedad; estos elementos se colocan dentro del vaso, que se tapa con plástico de alta porosidad, para evitar el ingreso de partículas sólidas suspendidas.

Entonces, se coloca a 20 centímetros del techo de una habitación, alejado en lo posible de la corriente de aire. Las partículas radioactivas del radón inciden en el material sensible (CR-39), que después de un proceso de grabado químico forman trazas o huellas permanentes en el CR-39. Esta metodología se ha denominado “Trazas Nucleares en Sólidos”, y  las mediciones son de gran precisión, confiables, y sirven para hacer cálculos de la cantidad de radiación que ingresa al organismo humano.

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