Preocupa a diputados descomposición social en Guerrero

POL GUERRERO

En Guerrero se vive un proceso de descomposición del tejido social provocado por el incremento del crimen y la violencia, que no sólo afecta la tranquilidad y bienestar de la región, sino, en gran medida, a los alumnos de los municipios como Iguala, Chilpancingo, Acapulco y Zihuatanejo, así como a la comunidad eclesiástica.

Esta situación ha provocado que en los centros educativos de estas regiones se cometan robos de material educativo y de cómputo, incendios de salones, enfrentamiento con el crimen organizado, secuestros y homicidios.

Por tal motivo, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión exhortó al Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, a que coordine con autoridades locales de Guerrero un plan de seguridad en escuelas de educación básica.

En el documento se destaca que la situación de violencia que priva en el estado ocasionó que, desde el pasado 20 de noviembre de 2014, se decretara la suspensión definitiva del semestre en 198 escuelas del puerto de Acapulco.

“Desde el miércoles 10 de diciembre pasado, por la falta de condiciones para garantizar la seguridad de los profesores, en el municipio de Chilapa fueron cerradas 110 escuelas de todos los niveles educativos en la zona rural, después de los hechos de violencia que se desataron entre grupos de la delincuencia organizada por el control de la plaza”, agrega.

Subraya que más de 15 mil alumnos de nivel básico y media superior de por lo menos 100 escuelas no reanudaron clases en el puerto de Acapulco, el pasado 7 de enero del año en curso, como estaba previsto, manteniéndose el paro de labores iniciado en noviembre de 2014.

En cuanto a la comunidad eclesiástica, la Comisión Permanente exhortó a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero (PGJEG) a agilizar las investigaciones sobre el asesinato de los sacerdotes Gregorio López Gorostieta, John Ssenyondo y José Ascención Acuña Osorio, durante 2014.

Como se recordará, la madrugada del pasado 22 de diciembre, el sacerdote Gregorio López Gorostieta fue secuestrado por personas armadas que ingresaron al seminario de Ciudad Altamirano, región de Tierra Caliente, y el 25 del mismo mes fue encontrado su cuerpo con un impacto de bala en la cabeza y huellas de tortura.

De forma similar, el 30 de abril de 2014, el padre John Ssenyondo de origen ugandés fue raptado por personas armadas cuando salía de oficiar una misa en Santa Cruz, municipio de Chilapa, para dirigirse a la iglesia del poblado de Nejapa, donde estaba asignado.

El 14 de noviembre del mismo año, expertos forenses identificaron el cadáver del sacerdote católico ugandés entre los restos humanos encontrados en una fosa común en Zitlala, municipio vecino de Chilapa.

El documento también recuerda que el sacerdote José Ascensión Acuña Osorlo, párroco de San Miguel Totolapan, fue "levantado" el 21 de septiembre de 2014 y su cuerpo sin vida apareció dos días después en el río Balsas, cerca del pueblo de Santa Cruz de Las Tinajas, municipio de San Miguel.

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