Los pasados días 26 y 27 de junio, un grupo de Senadores y Diputados tuvimos el gran honor de representar a México en la XV Reunión Interparlamentaria México-Cuba, misma que se celebró en la Ciudad de La Habana.
El intercambio que se dio con nuestros pares cubanos fue sumamente fructífero, fortaleciendo aún más los ya de por si robustos lazos que desde siempre han unido a nuestros dos países.
Yo, en lo particular, aproveché la ocasión para sumarme al beneplácito internacional que ha generado el inicio de la normalización, o restablecimiento, de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Particular alegría nos significó a todos, y así se lo manifestamos a los representantes de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba, el hecho de que Estados Unidos retirará por fin a la isla de su lista de países patrocinadores del terrorismo, cuestión que sin duda alguna representaba uno de los mayores e injustificados agravios por parte de Estados Unidos hacia Cuba.
Felicité además a los legisladores cubanos por su recientemente aprobada Ley para la Inversión Extranjera, instrumento legal que sin duda alguna contribuirá a potencializar las importantes cualidades de la Zona Especial de Desarrollo (ZED) del Puerto de Mariel. Sostuve que aquí México y Cuba comparten, como en muchos otros rubros, muy gratas coincidencias, toda vez que en México estamos impulsando la creación de tres Zonas Económicas Especiales, en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Pudimos aprender de su todavía incipiente experiencia, además de que intercambiamos puntos de vista sobre lo que este paradigma de desarrollo significará para nuestros respectivos países.
En materia de salud, Cuba ha realizado un esfuerzo significativo durante las últimas cuatro décadas. Sus indicadores en estos campos, de acuerdo con el volumen de su población y monto de recursos disponibles, son de los más altos en América Latina. Su gasto en salud, en el año 2013, fue del 8.8 % del PIB, mientras que en México fue tan sólo del 6.2 %.
Es en función de esto, y porque la isla cuenta además con un ganado prestigio mundial resultado de la enorme generosidad con la que se han abocado desde siempre al apoyo de pueblos hermanos, brindando el talento y capacidad de sus doctores para auxiliar a poblaciones necesitadas, que me atreví a poner sobre la mesa, como una propuesta puntual, que México y Cuba avanzaran en la construcción de un acuerdo bilateral para que brigadas médicas cubanas auxilien y presten atención médica en las comunidades más marginadas de Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Esta propuesta fue vista con muy buenos ojos, por lo que me comprometía a darle seguimiento con nuestros pares cubanos.
Las relaciones diplomáticas entre México y Cuba, como nación independiente, se iniciaron el 20 de mayo de 1902, y se han mantenido sin interrupción por más de 113 años. México fue además el único país del continente americano que no rompió relaciones diplomáticas con Cuba, tal y como lo requería la resolución de la OEA de 1964. Esto es, nuestros países tienen un diálogo político constante y cercano, lo hemos tenido siempre, y es por eso que hoy nuestros vínculos de cooperación y de intercambio comercial, cultural y jurídico, acordes con los históricos lazos de amistad y solidaridad entre ambos países, son muy fuertes. Así debe ser.