La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el 12 de junio como “Día Mundial contra el Trabajo Infantil”, tomando en cuenta la situación en que se encontraban millones de niños y niñas que eran privados de derechos fundamentales de su infancia por tener que trabajar para ayudar económicamente a sus familias.
El lema de esta conmemoración es:“Derechos humanos y justicia social... erradiquemos el trabajo infantil” y en ese marco se exhorta a todos los países miembros de la OIT a elaborar políticas y programas organizacionales para hacer efectiva esta lucha.
Se entiende por trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo; o que no han finalizado la escolaridad obligatoria; o que no han cumplido los 18 años, si se trata de un trabajo peligroso.
En el orden mundial, más de 100 millones de niños son víctimas de este flagelo; realizan tareas similares a las de los adultos y con graves dificultades y peligros; son expuestos a las peores formas de trabajo infantil, situaciones de trabajo encubierto, esclavitud, servidumbre, prostitución y pornografía, entre otras lamentables acciones.
Los niños y niñas que trabajan, no pueden ejercer plenamente sus derechos porque tienen limitadas sus posibilidades para jugar, recrearse y descansar en los lugares apropiados. Se exponen a lugares y situaciones de riesgo constante, sufren pérdida de autoestima y daños en su salud.
A su vez, el trabajo infantil provoca trayectorias escolares interrumpidas que afectan de manera directa, su desempeño escolar; triste situación si tomamos en cuenta que la educación es el peldaño para acceder a un trabajo decente y a un nivel de vida digno en la etapa adulta.
Educar a los niños es una medida eficaz para luchar contra la pobreza; pues con educación tienen mejores perspectivas de percibir sueldos más altos en la vida adulta, de ejercer un mayor poder de decisión en la familia y es factible que se esfuercen porque los propios hijos reciban educación, contribuyendo así a erradicar el trabajo infantil en el futuro.