En el primer día de análisis y discusión del “1er Seminario para repensar el futuro: ante el reto de la era Trump”, convocado por Nueva Alianza, especialistas internacionales y nacionales coincidieron en afirmar que el multilateralismo es una forma de negociación comercial que está lejos de acabarse, que ha existido muchos años antes de Donald Trump y que por el contrario, hoy limita las decisiones del mandatario estadunidense.
Al participar como ponente magistral en la casona de Xicoténcatl, antigua sede el Senado de la República, Enrique Barón Crespo, exdiputado español y expresidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, señaló que “empezó la era Trump con el permiso de Putin”, puso como ejemplo el proyecto comercial de la Unión Europea, que nació como un mercado sectorial por medio del cual los europeos querían acabar con una situación histórica y endémica de guerras permanentes de lucha por la hegemonía. “Hasta hoy, nadie ha muerto como consecuencia de la política de la Unión Europea”.
Dijo que los 500 millones de ciudadanos de la Unión Europea tienen una adhesión total y comparten los valores de las Naciones Unidas. “No somos un tratado de libre comercio, porque los elementos fundamentales que configuran desde el comienzo a la Unión Europea son las cuatro libertades: la libertad de desplazamiento y establecimiento de las personas, la libertad de circulación de bienes, de servicios y de capitales, así como dos políticas fundamentales: una política comercial común (se negocia por todos, pues somos uno) y la política de competencia, elemental frente a aquellos grupos económicos con vocación monopólica, que rompen los principios de la democracia representativa”.
El también exministro del gobierno español expresó su asombro por el contenido del reciente memorando suscrito por el gobierno estadounidense, donde se asegura que quien se ha aprovechado sistemáticamente del TLCAN es México. “Pues yo recuerdo que cuando se firmó se decía que México iba al desastre, y ahora resulta que es todo lo contrario”, apuntó.
En ese sentido, dijo: “A nosotros nos gustaría mucho un acuerdo con México y –¿por qué no?– con Estados Unidos”. Aseguró que la Unión Europea comparte muchos intereses y coincidencias con Canadá y con México: “son dos naciones que han abolido la pena de muerte, en donde hay control de armas, en donde hay formas de seguridad social que se parecen a las nuestras, eso también forma parte de los acuerdos de asociación con nuestros amigos”.
OBREROS DE EU SE SIENTEN LESIONADOS POR LA GLOBALIZACIÓN
Por su parte, Bruce Michael Bagley, profesor titular en el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de Miami, luego de elaborar una radiografía de la composición de los votantes por cuyo sufragio ganó Donald Trump, señaló que las acciones del mandatario responden a las exigencias de la población que votó por él, “especialmente de la clase obrera y la clase media baja blancas –hombres y mujeres- que se han sentido lesionados con la globalización y se sienten perdedores”.
Dijo que esa coalición de votantes en Estados Unidos es “minoritaria” pero importante, en términos de sus consecuencias electorales, especialmente en el Colegio Electoral.
El mandatario estadounidense, aseguró Bagley, desafía al multilateralismo y a la globalización precisamente porque los grupos que lo llevaron a la presidencia lo presionan. Y afirmó: “Hay que aguantar hasta que lo tumben por una investigación [política o judicial] o hasta que haya nuevas elecciones en Estados Unidos”.
En su oportunidad, el internacionalista del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Jorge Luis Chabat Madrid, también se refirió al tema central de este primer día de Seminario, que partió de la pregunta “¿Y si el multilateralismo muere?”, panel moderado por Natalia Saltalamacchia Ziccardi.
El estudioso comentó que Donald Trump no es un gobernante en el vacío, porque se enfrenta a pesos y contrapesos y a intereses reales, y se está enfrentando a la globalización, un proceso que lleva muchos años y que no va a parar por la presidencia de Trump, quien –afirmó– estará presente durante su periodo de gobierno, pero la globalización se queda y él no la va a parar, pues es mucho más poderosa.
El multilateralismo existe porque al final todos ganan, aseveró. “Y los tratados funcionan; por eso, no hay razón para pensar que no deben existir”. Agregó que aun cuando el Tratado de Libre Comercio (TLC) no es una panacea, finalmente los tratados multilaterales funcionan porque los participantes tienen ganancia.
Lo que está haciendo Trump, expresó Chabat Madrid, es afectar a una gran población, y aseguró que si se cancela el TLC los más afectados van a ser los consumidores de Estados Unidos y las compañías de su país. “O sea, será un juego de perder-perder”.
Advirtió que no será fácil la negociación, aunque auguró que al final conformarán un acuerdo aceptable para las dos partes, donde cada una de ellas cederá en algunos aspectos. Si se acabara el TLC –consideró– sería brutal para los dos países, incluso en seguridad, y si se afecta la estabilidad de México, se afecta la de Estados Unidos.
“Sí, Trump es un accidente de la historia, pero no va a cambiar los procesos ya iniciados hace tiempo. La realidad se irá imponiendo y Trump tendrá que ajustar sus decisiones y sus políticas”, dijo el internacionalista.
AL FINAL PRIVARÁ LA CONVENIENCIA DE LOS PAÍSES
En conclusión, manifestó Jorge Chabat, el panorama no es tan terrible: el multilateralismo tiene futuro. “Sería irracional acabar con ese tipo de negociaciones; al final privará la conveniencia de los países”.
En su oportunidad, María Pía Taracena Gout, maestra en Historia en la Universidad Iberoamericana, mencionó que la “era Trump” se enmarca en un periodo complejo donde hay varios componentes de cambio.
Mencionó tres en particular: China juega un papel importante dado que podría sustituir el liderazgo de Estados Unidos como potencia hegemónica; hay una dispersión del poder en la era de la información globalizada, y el surgimiento de los nacionalismos y populismos con visiones alternativas al orden internacional liberal, es un factor que incide en la administración del republicano. Aunado a ello, destacó, hoy por hoy no está clara la postura de Trump política exterior: “Pareciera ser que la política es la incertidumbre, no hay estrategia en esta materia”.
Expuso que según el Research Center de Estados Unidos, 74% de los países a nivel internacional desconfían de Donald Trump, es decir, la popularidad de Trump con respecto a otros líderes mundiales ha bajado. Esto se suma a otros factores internos: tensiones entre el Departamento de Estado norteamericano, que está muy limitado pues se le ha recortado el 33% del presupuesto para 2018, lo que afecta la ayuda internacional que brinda el país del norte.
La especialista Pía Taracena coincidió con Jorge Chabat en que el multilateralismo realmente ha limitado a Trump y ha fortalecido las alianzas entre países que no concuerdan con su gobierno.
Al comentar sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, María Cecilia Costero Garbarino, investigadora del Colegio de San Luis Potosí, señaló que el TLCAN en sí mismo no es un tratado de libre comercio sino un tratado en materia de inversión que ha permitido a los socios comerciales de México hacer llegar sus flujos de inversión selectivos en diversos sectores económicos, principalmente a las capitales de las entidades federativas del país.
En la actualidad, agregó, Canadá ha establecido más de tres mil 500 empresas en México y subsidiarias distribuidas en todo el territorio nacional; principalmente en el sector de las manufacturas, en la banca crediticia, en equipo de transporte pero sobre todo en la minería, y se ha convertido en uno de los socios más importantes de nuestro país al ocupar el cuarto lugar como inversionista, mientras que se perfila como el tercer socio comercial.
Finalmente, George A. Lopez, profesor emérito Hesburgh de Estudios de Paz en el Instituto Kroc, Universidad de Notre Dame, al hablar sobre el tema central del primer día del “1er Seminario internacional para repensar el futuro”, precisó que la cuestión no es cómo entendemos nuestra independencia, sino cómo demostramos que existen interdependencias, como sociedades civiles globales, que se gestionan en una forma independiente, en una forma firme frente al America first.
Aquellos que respetan y entienden los intereses compartidos y las vulnerabilidades compartidas de un órgano multilateral, consideran que es el momento de ponerse de pie, aseveró el estudioso estadunidense.
“Ya sea que seamos periodistas, académicos, parlamentarios o gente dedicada al comercio internacional; estudiantes o funcionarios de alto nivel internacional, tanto aliados de Estados Unidos como de México, es el momento de cuestionar las desventajas que tiene este régimen y fortalecer la importancia de las instituciones internacionales”, puntualizó.
Asimismo, George A. Lopez resaltó que es necesario reconocer que el efecto de la globalización y del multilateralismo es que “vivimos en un orden mundial con respecto al cambio climático o a la gente que no paga sus impuesto o cualquier factor similar, independientemente de lo que declare el presidente de los Estados Unidos”.
Tenemos una sociedad civil internacional, empresas multinacionales, organizaciones internacionales no gubernamentales que pueden trabajar en forma global; en este sentido, el presidente Trump y los legisladores no pueden ir en contra de eso, concluyó el catedrático.