-El 'rey' de México que ordena y nadie se atreve a contradecirlo. Cuando el periodo legislativo llega a su fin las prisas
empiezan en el Congreso de la Unión. En sesión que duró 24 horas en la Cámara de Diputados se “discutieron” nueve reformas a diferentes leyes, la fracción parlamentaria de Morena impuso su mayoría y desapareció el INSABI, la Financiera Rural y el CONACYT. Concedió al Ejército el manejo indefinido del Tren Maya, creó la Aerolínea del Bienestar que estará en manos de las fuerzas armadas y demás.
En el turno de la Cámara de Senadores el caos creció. El coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, se había comprometido con los legisladores de oposición a apoyar el nombramiento de cuando menos uno de los consejeros del INAI para que tuviera quórum y pudiera sesionar. No pudo cumplir. Sus compañeros se opusieron. Monreal se quedó solo y reconoció el declive de su liderazgo, que explicó como efecto de la sucesión presidencial adelantada.
Los legisladores de oposición en el Senado tomaron la tribuna cuando se les negó el nombramiento de un consejero del INAI y pernoctaron en el recinto legislativo. El presidente López Obrador intervino. Citó a los senadores en Palacio Nacional y “dio la orden de no negociar nada y sacar todo, hasta lo que no estaba contemplado.”
Los senadores de Morena y sus aliados le cumplieron a López Obrador. La noche del 28 de abril llevaron a cabo una “sesión” sin los legisladores de oposición. Aprobaron, sin conocimiento previo, veinte reformas de ley, las que recibieron de los diputados y las que tenían rezagadas. El INAI se quedó sin quórum, el país sin transparencia y los Senadores de Morena renunciaron a la división de poderes al someter al Poder Legislativo al dominio de López Obrador.
Lo hecho por los senadores de Morena y sus aliados no es el final. Legisladores de oposición del PAN, PRI, PRD y demás impugnarán ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), las reformas aprobadas siguiendo un procedimiento legislativo totalmente irregular, que pasó por encima de todas las disposiciones legales vigentes.
Lo que sigue es la judicialización de la política. La SCJN tendrá que dictaminar y otorgar la razón legal a quien la tenga. Sucede cuando los legisladores renuncian a su esencia de parlamentar, hablar, discutir, conversar y negociar. Pasa cuando dejan de pensar en el bien general y atienden la instrucción de quien los puso en el camino del poder y les promete continuidad. Acontece cuando la ambición de poder es mayor que el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y se atiende al grito ¡Al diablo con sus instituciones!
Los senadores de Morena y sus aliados, como incondicionales que son de López Obrador, es posible que reciban el reconocimiento y hasta el calificativo de patriotas en Palacio Nacional, cuando acudan a informar que cumplieron la consigna. Algunos pensaran que todo lo hicieron bien y hasta justificarán su conducta diciendo que violaron la ley “pero solo un poco”. No fue nada importante, solo un “pinche procedimiento” para hacer leyes. Además, lo pidió el presidente y a él no se le niega nada. De ninguna manera es una traición.
Los legisladores de oposición pedirán a la SCJN que rectifique lo hecho por los senadores de Morena y sus aliados. Fue violado el proceso legislativo y debe haber una sanción que rectifique y neutralice el abuso de poder. El escenario previsible es el de un embate de López Obrador en contra de los ministros. La tensión entre poderes, desde la provocación verbal, como estrategia para que solo uno domine.
El estilo de gobernar de López Obrador es el ejercicio absoluto del poder. Así lo hizo al citar y ordenar a los senadores lo que deberían hacer. Pero no solo hizo eso. Citó para que atestiguarán su dominio a los aspirantes de Morena a la presidencia, las “corcholatas”. Con esta acción repitió lo que hizo desde el primer día. Demostró que es el poseedor del poder y en consecuencia demanda incondicionalidad.
El camino para la construcción de la democracia mexicana ha sido largo, se fundamenta en la división de poderes. Lo contrario es el dominio de un poder sobre los otros. Está previsto en la Constitución el procedimiento para crear leyes e instituciones para beneficio de todo el Pueblo. Para hacerlo solo existe el camino del Parlamento. Por eso cuando el Senado renuncia a su autonomía y se somete al Ejecutivo los que sucede es que todos perdemos.