De continuar la tendencia en el aumento de la obesidad y enfermedades asociadas a esta, el gasto en el sector médico se incrementará a más de 150 mil millones de pesos en el año, sin contar el gasto perdido por improductividad derivado de muertes prematuras, que del 2008 a la fecha ha registrado un 13.5 por ciento a la alza, es decir, 25 mil millones de pesos; de
continuar, en el año 2017 alcanzará los 73 mil millones de pesos.
Debido a estas cifras, durante el Foro “Impuestos a los Refrescos Azucarados: Una Política Fiscal Saludable”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión de Salud del Congreso de la Unión, señalaron como insuficiente el impuesto de un peso por cada litro de refresco que plantea el Jefe del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, ya que destacaron, tan sólo el gasto en atención a enfermedades derivadas de la obesidad representan 60 mil millones de pesos.
Durante la inauguración del foro, el coordinador parlamentario del PAN, Jorge Luis Preciado Rodríguez consideró como un buen inicio el impuesto planteado por Peña Nieto sin embargo advirtió que las empresas refresqueras se encuentran contrarias a este gravamen debido a que verán mermadas sus ganancias.
En su turno, la senadora Marcela Torres Peimbert reconoció la propuesta del Ejecutivo para aplicar un impuesto a los refrescos pues se encuentran entre los principales productos causantes de obesidad, que a su vez deriva en diversos padecimientos como la diabetes, insuficiencia cardiaca, entre otros.
Esta iniciativa, sostuvo, se logró gracias “a todo el empuje -y quiero hacer un reconocimiento- de la las más de 50 organizaciones ciudadanas que a través de su trabajo especializado, esforzado, constante y continuo, han estado al frente de esta causa que tiene que ver con 80 mil muertes al año tan sólo por diabetes, agregándose que tres de cuatro camas de hospital estén ocupadas por pacientes con obesidad y sobrepeso”.
Esta propuesta tiene el aval e la OPS/OMS, apuntó su representante Carlos Gámez Espinoza, al explicar que las experiencias internacionales han demostrado que el impuesto a los refrescos inhibe de manera efectiva su consumo y, con este, el riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas, como las del corazón.
Empero, aclaró, los impuestos deben ser parte de una estrategia integral: “El impuesto no es la única medida que se debe implementar para hacer frente al enorme problema que representa la epidemia de obesidad en México, no debe ser una política aislada, sino una estrategia que forma parte de diferentes medidas multisectoriales”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Salud, Maki Esther Ortiz Domínguez, es necesario, apuntó, avanzar hacia una cultura de la salud a partir de la cual se den clases de nutrición saludable a los niños, así como a los padres de familia para que actúen con responsabilidad y ofrezcan a sus hijos alimentos de calidad.
En su turno, la senadora Luz María Beristain, consideró que dentro de una política integral contra la obesidad, es necesario considerar aspectos relevantes, como la suficiente dotación de agua potable en todas las comunidades del país; esto debido a que las grandes refresqueras si proveen de sus producto a estas regiones, sin embargo no es posible encontrar garrafones de agua potable.