Ex secretarios de Energía emanados de gobiernos del PAN y del PRI respaldaron la iniciativa de reforma energética propuesta por el Ejecutivo federal, al argumentar que permitirá fortalecer a Pemex, generar crecimiento económico y atraer tecnología de punta para la industria petrolera y eléctrica.
Jordy Herrera Flores, quien fue secretario de Energía en el sexenio de Felipe Calderón, expuso que Petróleos Mexicanos (Pemex) debe transformarse en una empresa pública, productiva, moderna y eficiente que pueda actuar con las mismas libertades, con que lo hacen otras empresas públicas en el mundo, que tienen autonomía de gestión y certeza presupuestal.
Durante los foros de la Reforma Energética que organiza el Senado, el panista destacó que con potenciales nuevos operadores trabajando para el Estado mexicano, se podrá cambiar sustantivamente la manera y la velocidad y la intensidad del desarrollo de la industria de hidrocarburos.
“Con este modelo propuesto se podría aumentar la producción para tener mayor seguridad energética, se podría aumentar la producción para contar con más insumos de calidad y a precios competitivos, y al mismo tiempo se multiplicarían las inversiones directas, la creación de nuevas empresas y por tanto la creación de empleo”, dijo.
A su vez, el ex secretario de Energía, Francisco Labastida Ochoa comentó que hoy se vive a nivel internacional una revolución energética y Estados Unidos es la pionera, al descubrir la forma de extraer el gas shale, una energía notablemente más barata, pues cuesta menos de la cuarta parte del combustóleo y cerca de la quinta parte del diésel.
El también ex candidato presidencial aseguró que la energía barata cambiará muchas cosas y México tiene por el contrario problemas que tienden a agudizarse en el sector energético.
Argumentó que México tiene menos de 10 años de reservas probadas de petróleo; 90 por ciento de los yacimientos está en declinación, lo que significa que la producción de petróleo caerá en los siguientes años, con las gravísimas consecuencias para la atención de demandas sociales: educación, salud, seguridad e infraestructura.
“Energía barata es igual a menores costos para las industrias y mayor competitividad; el país puede impulsar fuertemente la inversión privada con ello y atraer inversión extranjera para crear más empleos. Generar más empleos en el país es atacar la pobreza y mejorar efectivamente el nivel de vida de los mexicanos”, subrayó.
Ante ello, Labastida afirmó que la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto “mantiene la propiedad de la nación” sobre los hidrocarburos y las grandes empresas energéticas, Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), “no hay concesiones, no hay contratos de riesgo”.
“El petróleo y el gas son y seguirán siendo de los mexicanos, Pemex y la CFE seguirán siendo de los mexicanos, la iniciativa de reforma constitucional evita dar concesiones. Pero, crea nuevos instrumentos que permiten fomentar la inversión y la tecnología de punta”, agregó.
Labastida Ochoa dijo que la reforma constitucional es indispensable, pero no suficiente, porque después habrá que trabajar -mucho- en las leyes secundarias y los reglamentos, principalmente, para fortalecer los órganos de control.
Durante el mismo foro, el investigador Carlos Elizondo Mayer-Serra, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), expresó que para tener una empresa petrolera más fuerte se requieren forzosamente cambios a la Constitución, que permitan la participación de capital privado.
“Cómo estaría hoy el país, si hace cinco años hubiéramos reformado el sector tal y como hoy lo propone el presidente Peña Nieto, el país estaría mucho mejor, habríamos avanzado mucho en estos cuellos de botella y problemas que hemos señalado. Pero no cometamos el mismo error, dotemos al país del mejor régimen jurídico posible”, aseveró.
“Hay muchos países que han logrado reformas importantes, abriendo al máximo su sector (…) no es cierto que desaparezcan las empresas públicas, cuando se abre, se fortalecen, porque nada disciplina mejor una empresa que el mercado”, concluyó.