En un recinto alterno que habilitaron en el auditorio “Aurora Jiménez de Palacio”, ubicado en el Edificio “E” de San Lázaro, los diputados del PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza instalaron el pleno e iniciaron su sesión, alrededor de las 17:05 horas, con un cuórum de 401 legisladores presentes, para discutir así la minuta del Senado sobre la reforma energética, mientras que PRD, PT y MC hicieron la suya en el salón oficial de plenos.
Antes, la mayoría de los legisladores aprobaron un acuerdo de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) para incorporar el tema en el orden del día y que se le dispensaran los trámites a la minuta para que fuera puesta a discusión de inmediato.
En su carácter de presidente de la Cámara de Diputados, el panista Ricardo Anaya Cortés, declaró como Salón de Sesiones del Pleno el auditorio “Aurora Jiménez de Palacios”, ubicado en el edificio “E”, del Palacio Legislativo de San Lázaro, con fundamento en el artículo 25 y 28 del Reglamento de este órgano legislativo.
El diputado Anaya informó instruyó a la secretaria de la Mesa Directiva para que diera lectura al acuerdo, que establece que en uso de sus facultades legales, el presidente de los diputados puede “citar de inmediato al Pleno de la Cámara de Diputados en el Salón de Plenos que se disponga para tal efecto”.
Lo anterior, agrega, “para que en el marco absoluto de pluralidad, equidad, civilidad y certeza jurídica, analice y resuelva en definitiva sobre las decisiones que se han de tomar a efecto de que esta Representación Nacional esté en condiciones de adoptar las decisiones que constitucional y legalmente correspondan”.
Una vez iniciada la sesión, el pleno de la Cámara de Diputados rechazó tres mociones suspensivas presentados por legisladores del PRD y PT, respecto del acuerdo de la Jucopo para discutir y votar de inmediato la minuta de reforma energética.
Las mociones fueron propuestas por Luis Espinosa Cházaro y Carol Antonio Altamirano, del PRD, y Lilia Aguilar Gil (PT).
Mientras tanto, el coordinador del PRD, Silvano Aureoles Conejo, propuso que la minuta de la reforma energética, enviada a los diputados por el Senado, se turnara a las comisiones correspondientes para que fuera analizada de manera apropiada, ya que “no es un asunto menor”.
El pronunciamiento de diputado perredista se dio poco antes de que el Pleno aprobara el acuerdo de la Junta de Coordinación Política para dispensar trámites a la minuta y discutirla en el Pleno.
Durante su intervención, Aureoles Conejo hizo un llamado a la “responsabilidad y a la prudencia”, que se respete el proceso legislativo de la minuta y se turne a la comisiones de Puntos Constitucionales y de Energía, con carácter de urgente, ya que “lo establece el Reglamento de la Cámara de Diputados”.
Asimismo se pronunció porque no se discuta un tema de tal importancia para el país de manera “atropellada” y se respeten los procedimientos, ya que, debido a la situación nacional “el horno no está para bollos”.
Aseveró que la reforma energética que se propone puede llevar al país a perder soberanía sobre sus recursos naturales, al volver a entregar a los particulares la riqueza petrolera nacional, lo que consideró “es un error histórico”.
“Dijimos, y hoy lo reiteramos, la reforma a la Constitución para entregar la riqueza petrolera de los mexicanos a manos particulares es un retroceso histórico, es una ofensa al pueblo de México”, señaló.
Al cierre de esta edición, la minuta senatoria se discutía todavía en San Lázaro y se esperaba que en las primeras horas de la madrugada o de la mañana de este jueves fuera aprobada en lo general y particular por la mayoría de los diputados del PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza.
Cabe señalar que, al calor de las discusiones, durante los posicionamientos de los grupos parlamentarios, hubo dos legisladoras que estuvieron a punto de llegar a los golpes, si no fue por la cordura de otros de sus compañeros que las conminaron al orden.
Se trató de las diputadas María Elena Cano, del PRI, y de Alfa Elena González, del PRD, quienes discutieron y elevaron el tono verbal de sus acusaciones hasta que, de plano, se retaron una a otra sin que, al final, las cosas pasaran a mayores.