Acción Nacional vive hoy una crisis que enfrenta a dos grupos principales que buscan la hegemonía: los calderonistas y los maderistas -éstos últimos impulsores de la “democratización” del partido por temor al retorno del grupo cupular del ex presidente Felipe Calderón-. Ante los cambios, se abre la puerta a una elección donde
los candidatos más fuertes a quedarse con la dirección del partido son Gustavo Madero, actual presidente nacional del PAN, Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota. Con una ventaja para Madero: detenta la estructura, la mayoría de los dirigentes estatales le deben el cargo, tiene asegurada la lealtad de la bancada panista en la Cámara de Diputados y gran parte de su grupo en el Senado de la República.
En la XVII Asamblea Extraordinaria del PAN celebrada en la Ciudad de México se aprobaron modificaciones a los estatutos del partido que permiten la elección directa de los candidatos y dirigentes por la militancia. Históricamente, ha sido el Comité Ejecutivo Nacional CEN el que designa a candidatos y dirigentes, lo que supuestamente, los hacia un partido “ciudadano” y no “de masas”.
Estas reformas al interior del partido abren la puerta a que la base militante tenga mayor peso en las decisiones del PAN. Esto podría llevar a prácticas a las que, aparentemente, el PAN siempre se opuso: como las clientelas políticas y los arrebatos entre grupos de poder internos: aunque desde su llegada al poder en el 2000 no han cesado de caer en las mismas prácticas priístas que la vieja guardia del fundador de Acción Nacional, Gómez Morín, criticó tanto.
Incluso luego de la crisis política de 2006, el PAN, encumbrado en el poder, no paró de señalar el “cochinero” del PRD, dividido internamente en las denominadas “tribus” que se apresuraron a recoger los pedazos de un partido que nunca supo levantarse del segunda fraude presidencial en la historia de la democracia mexicana. Hoy, sin embargo, los gritos de “fraude fraude” en la asamblea del PAN nos hablan de un auténtico cochinero en el partido “de élites”.
ENFRENTAMIENTOS
Los enfrentamientos entre fracciones y personas al interior del PAN se han agudizado a partir de que el partido perdió la presidencia de la República. Lo interesante del asunto no es sólo que se den a conocer a la opinión pública las rencillas personales entre algunos de sus miembros más destacados, sino que las pugnas al interior del Partido Acción Nacional no tengan en el fondo dos visiones encontradas de país, sino la lucha por el control del instituto político entre dos grupos claramente reconocidos, el encabezado por Gustavo Madero, relacionado con la ultraderecha, y el dirigido por Ernesto Cordero, a quien se liga muy cercanamente al ex presidente Felipe Calderón.
Por otro lado, las disputas recientes al interior del PAN tienen que ver con la manera en la que Madero negoció su participación al interior del Pacto por México, dejando de lado no sólo a los panistas que forman las bases del partido, sino de manera preponderante a personajes históricos del mismo y a aquellos, que como Cordero, recientemente han sido colocados en la posición que les ha permitido figurar y defender los intereses de quien ahí los ha ubicado.
Asimismo, las fricciones han tenido lugar toda vez que a través del Pacto se vio limitado el poder negociador y decisor del Congreso de la Unión y las bancadas de cada uno de los partidos firmantes del Pacto, pues se ha reducido el papel de los legisladores a meros “aprobadores” de reformas “pactadas” en otro escenario, dando lugar a desacuerdos entre los dirigentes del PAN y el PRD y sus respectivas bancadas.
Es así que las desavenencias entre Madero y Cordero se hicieron públicas a raíz de la firma del Pacto por México como quedó de manifiesto el 18 de febrero de 2012 cuando Madero y Cordero tuvieron una discusión a gritos durante una reunión del Consejo Rector del Pacto por México, frente al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
En esa ocasión Cordero, en franca rebeldía, acusó a Madero de no dar a conocer a los integrantes de su bancada el contenido de los acuerdos del pacto, incluidos los proyectos para las reformas estructurales y de negociar en “lo oscurito”.
Unos meses después, el 14 de mayo, al día siguiente de que Gustavo Madero presentara su propuesta de Reforma Electoral, Cordero, junto con Miguel Barbosa, líder de los perredistas en el Senado, presentó la suya, al arremeter de nuevo contra el Pacto y las reformas acordadas previamente.
Las tensiones entre el líder de la bancada panista en el Senado de la República y el líder nacional del PAN dieron como resultado que el 19 de mayo, Madero destituyera a Cordero como coordinador de la bancada panista en el Senado de la República, a pesar del apoyo de algunos de sus correligionarios.
Posteriormente, a fines del mes de noviembre de 2013 se presentó una denuncia penal en contra de Ernesto Cordero por un presunto vínculo con una red de “coyotes” que solicitaron dinero a cambio de fondos federales. Denuncia que fue celebrada por Madero, como él mismo afirmó.
El más reciente capítulo de esta conocida pugna tuvo lugar este viernes 10 de enero, cuando fue hecha pública una conversación telefónica entre el senador Cordero y Fernando Rodríguez Doval, diputado del PAN, en la que el primero pide “hundir” al coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal y al dirigente nacional panista, Gustavo Madero, por “ladrones” y la cantidad de “pillerías que hacen allá adentro”.
En la grabación, el mismo Rodríguez Doval reconoce que parte del presupuesto federal aprobado para el año próximo fue etiquetado de manera arbitraria por diputados panistas que en lugar de atender las necesidades concretas de sus representados negociaron la aprobación de determinadas partidas presupuestarias: “Eso es terrible, eso se tiene que cambiar o sea… no le puedes dar, pues aparte tú etiquetas bajo ninguna lógica de política pública, bajo ninguna lógica de planeación, de un diagnóstico, si cada quien termina etiquetando en el mejor de los casos como le da la gana, en el peor de los casos con estas cosas, de moches y corrupción”.
Cordero reclama al diputado por el apoyo que le brindaron distintos diputados a Luis Alberto Villarreal en un desplegado publicado en diversos medios el 20 de noviembre de 2013 y lo conmina a no dejar pasar a “estos pinches ladrones”, en clara referencia a la posible reelección de Gustavo Madero al frente de Acción Nacional.
La respuesta inmediata de Ernesto Cordero, una vez que fue hecha pública su conversación telefónica, fue anunciar que presentará una demanda penal por espionaje, pues no es posible que “en un país democrático se espié a los ciudadanos”. Con esta declaración el senador trata de desviar la atención del objetivo central de su llamada, la búsqueda de apoyos para impedir la reelección de Madero al frente del PAN con la intención de promover su propia candidatura.
Cabe insistir en que a pesar de la magnitud de la debacle electoral de julio de 2012, en la que el Partido Acción Nacional se vio reducido a tercera fuerza política nacional, los líderes panistas dejaron a un lado el ejercicio de reflexión que la situación recomendaba. Además de que durante los últimos tres años de gobierno el expresidente Felipe Calderón buscó dinamitar la dirigencia de Gustavo Madero logrando solo ahondar más la división en el partido.
Y es que los panistas no tenían tiempo que perder tan empeñados como estaban en salvar la mayor cantidad de espacios del poco poder que les quedó.
VÁZQUEZ MOTA
Aun cuando la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota habló de la posibilidad de aprovechar su caudal de votos (más de 12 millones) para levantar “una ola democrática”, lo cierto es que su incipiente liderazgo ya se había malogrado, así que el terreno quedó libre para calderonistas y maderistas, con la complacencia de “yunquistas”, quienes tiempo atrás fueron aliados de Madero pero ahora esperan sacar provecho de la confrontación. Estos grupos tienen la mira puesta en alcanzar la dirigencia nacional, cuyo relevo está previsto para este 2014.
La calma duró poco porque los calderonistas no están dispuestos a ceder espacios, quieren sus chambas y ser interlocutores con el nuevo gobierno federal. No lo han conseguido, de ahí que no asistieran a la Asamblea Nacional que tuvo lugar en marzo del año pasado (en ese foro se aprobaría la elección de dirigentes por medio del voto de la membresía, no del Consejo Nacional).
El pleito subió de tono en mayo pasado con la presentación de una iniciativa de reforma político-electoral alternativa a la postulada en el Pacto por México y la beligerancia de varios senadores panistas contra su dirigencia nacional, lo que sirvió como argumento para remover a Ernesto Cordero como coordinador parlamentario de Acción Nacional en el Senado. Lo que revela una guerra política interna por el control del PAN.
La sustitución de Cordero tuvo como objetivo debilitar a sus mayores opositores internos, el grupo identificado como “calderonista”, quitándole reflectores y presupuesto -la coordinación parlamentaria maneja un presupuesto anual aproximado de 210 millones de pesos- con miras a la renovación de la dirigencia nacional.
CALDERONISTAS CONTRA CORDERO
Por otra parte, los calderonistas pudieron haber buscado la precipitación de la remoción de Cordero, con el propósito de presentarlo como “mártir” del supuesto autoritarismo de Madero. Este mensaje iría dirigido a las estructuras estatales del partido, las cuales han manifestado en diversas ocasiones su malestar por algunas decisiones tomadas desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Ahora se enfrentan por los temas de la reunión plenaria de diputados, programada para el 22 de enero, episodio por el que hasta prevén una rebelión de diputados corderistas, porque el objeto de todos sus empeños sigue siendo el control del PAN, y de las candidaturas -a gobernadores y diputados- que de ahí se derivan.