Termina reinado de “El Chapo” Guzmán

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Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el capo que no pudieron recapturar los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, finalmente fue detenido a dos años, un mes y dos días de haberse fugado del penal de Puente Grande, Jalisco.

La captura del narcotraficante, considerado el capo mexicano más poderoso, rico e influyente del mundo fue realizada sin disparar un solo tiro por miembros de la Marina Armada de México, en uno de los hoteles de Culiacán, Sinaloa, cuando se hallaba en compañía de una de sus parejas sentimentales.

Cuatro días antes había logrado escapar de una de sus siete casas en Mazatlán, interconectadas entre sí por laberínticos túneles. Su búsqueda se intensificó desde el 13 de febrero a raíz de la detención de varios integrantes de su equipo de seguridad y la clave fueron los teléfonos celulares que se les decomisaron en los que se encontraron datos suficientes para estrechar el cerco en torno al escurridizo capo por el que se ofrecían como recompensa más de 130 millones de pesos.

La reaprehensión fue dada a conocer, inicialmente por la agencia extranjera, atribuyéndosela a un funcionario estadounidense de alto nivel cuya identidad no fue dada a conocer. Posteriormente el presidente Enrique Peña Nieto, a través de su twitter, confirmó lo que hasta entonces era solamente un rumor.

Más tarde en una conferencia de prensa, en la que no hubo presentación y menos aún la obligada ronda de preguntas y respuestas, el procurador general de la República Jesús Murillo Karam reconfirmó la detención realizada “en un operativo impecable.

Dado que había orden de reaprehensión en contra de Guzmán Loera, al ser recapturado fue enviado de manera directa al penal de Altiplano, antes de Almoloya que fue la primera prisión en la que fue recluido tras ser detenido en el vecino país de Guatemala.

Apenas el pasado domingo 19 de enero, se habían cumplieron 13 años que Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, se fugó de la cárcel jalisciense y en esa lapso su fama y poder aumentaron a tal grado que de las páginas de la nota roja pasó a importantes revistas como Forbes y Times que lo calificaron como uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo.

Su fama, aunque negativa, le valió ser objeto de no menos de media docena de corridos en los que hacían toda una apología del ya para entonces mítico narcotraficante al que se le atribuye una fortuna superior a los mil millones de dólares.

Uno de esos cánticos populares cuya letra ya no podrá ser aplicada tras su captura, decía:

Yo soy Joaquín el Chapo Guzmán

Al que busca el gobierno y lo quiere encerrar

Ya me les pelé y más de una vez

Que les quede claro que no volveré

A ese penal a pasar soledad

Bonita es la vida y la libertad

Varias veces estuvo a punto de ser atrapado, pero en el momento clave el operativo fracasaba gracias a su aparato de seguridad que fue diezmando paulatinamente el aparato de seguridad actual para finalmente capturarlo en un operativo “quirúrgico”.

Ni “La Madre de todas las Batallas” de Vicente Fox ni la “Guerra Contra las Drogas” de Felipe Calderón, fueron suficientes para recapturar al narco cuya reaprehensión decían una y otra vez que representaba su a prioridad principal, aunque si para hundir en una ola violencia y sangre al país causando más de 200 mil muertos y desaparecidos.

ARCHIBALDO JOAQUIN “EL CHAPO” GUZMAN SALAZAR

Archibaldo Guzmán Loera nació el 4 de abril de 1957, en el poblado La Tuna, municipio de Badiraguato, Sinaloa, donde nacieron capos de la talla de Miguel Angel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”; Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”; Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”; Ismael “El Mayo Zambada García; Rafael Caro Quintero, “El Narco de Narcos”; Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto” y otros narcotraficantes de importancia. Los narcotraficantes.

El “Chapo” Guzmán, de apenas 1.55 metros de estatura, de ahí el mote ya que en Sinaloa se llama “chapos>” a los chaparritos, se hizo a la sombra de Félix Gallardo, capi di tutti capi, quien mantuvo el control de todo el país durante décadas.

El Chapo” en sus inicios sólo era un ladronzuelo de autopartes y gracias a Ramón Laija Serrano, jefe de sicarios de Félix Gallardo, logró ingresar al grupo junto con Héctor “El Güero” Palma. Su agresividad y pericia en el manejo de armas les sirvieron para destacar y en poco tiempo pasar a ser parte del grupo de ejecutores.

Cuando cayó en desgracia Félix Gallardo, de quien se dijo que fue el mismo “Chapo” Guzmán quien lo entregó; comenzó a encumbrarse “El Chapo” pero no pasaba de ser otro de tantos narcotraficantes sin mayor relevancia.

La primera vez que trascendió su fama fue a mediados de 1991, cuando patrulleros de la Secretaría de Protección y Vialidad del DF detuvieron en calles de la colonia Jardín Balbuena a cuatro individuos que viajaban en una camioneta Suburban, sin placas de circulación, con vidrios polarizados y armas de grueso calibre. Los desconocidos ofrecieron 10 mil dólares para que los dejaran ir.

Los uniformados se asustaron y quienes terminaron haciendo negocio fueron el primer inspector Rogelio Herrera Pérez, alias “El Pispión”, titular del sector Venustiano Carranza; Fulvio Jiménez Turegano, ex motociclista de Policía y Tránsito venido a comandante de la Policía Judicial Federal y Santiago Tapia Aceves, entonces director operativo, que confesaron haber recibido medio millón de dólares aunque extraoficialmente se supo que habían sido no menos de 3 millones de dólares.

El otro hecho que lanzó al “estrellato” al hasta entonces incipiente narco pero que sería su perdición ya que representaría su captura, ocurrió el 24 de mayo de 1993 cuando el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue abatido por sicarios de los hermanos Arellano Félix, en el aeropuerto de Guadalajara, Jalisco, al confundirlo con “El Chapo”.

En menos de un mes, el 9 de junio de ese mismo año, “El Chapo” fue detenido en Guatemala y entregado al gobierno mexicano.

Fue confinado en el penal de Almoloya y a fines de 1995, al descubrirse un supuesto intento de fuga, se le envió al penal de Puente Grande, Jalisco, donde provocó la relajación de la disciplina a tal grado que se sabía que el presidio de supuesta alta seguridad era propiedad de Guzmán Loera, del “Güero” Palma y de Arturo Martínez, líder de “Los Texas”.

El Chapo” Guzmán gozaba de toda clase de privilegios: teléfonos celulares, drogas, licor, mujeres, celdas espaciosas, extorsión a reclusos y un completo autogobierno en el que los presos importantes, salían y entraban de la cárcel cuando querían. “El Chapo” no faltaba a ningún partido de fútbol de sus equipos favoritos: el Guadalajara y el Atlas.

SUSPICACIAS DE LA FUGA

A fines de 1999, la SCJN dio a conocer la procedencia de extradición de delincuentes mexicanos a Estados Unidos, lo que significaba para Guzmán Loera que en cualquier momento pudiera ser enviado al vecino país.

Se dice que con la facilidad que tenía para salir y entrar, simplemente ya no quiso regresar. Su desaparición de dicho penal se establece desde el 14 de enero y no el 19, como afirman las autoridades carcelarias. Nada de carritos de lavandería ni tampoco vestido de policía o custodio, simplemente ya no quiso volver al penal.

Esa prisión cuenta con filmación en áreas recreativas, comedores, oficinas, sensores en celdas, visita íntima y subterráneos, muros de contención, mallas ciclónicas; zonas electrificadas, control de internos, revisión de celdas cada media hora; rotación del personal de vigilancia, cerraduras electromagnéticas, arcos detectores, zonas de revisión con perros adiestrados y puertas operadas a través de dispositivos electrónicos.

Para investigadores y expertos en la materia, nadie puede escapar de ese tipo de prisiones en esas circunstancias por lo que es obvio que le dieron toda clase de facilidades para que pidiera huir.

Tras su escapatoria su imperio creció a tal frado que sus operaciones se extendieron a varios continentes, lo mismo en América que en Europa e incluso hasta en China.

Para la PGR, “El Chapo” operaba en toda la República, en tanto que la Oficina Europea de Policía (Europol), considera que ya había penetrado en Europa y Oceanía, mientras que el gobierno de Hong Kong ligaba al capo con las tríadas 14K y la Sun Yee On, de origen chino, con base en Hong Kong, Taiwán y China continental.

Antes de la detención del “Chapo” los equipos de inteligencia de México y Estados Unidos, habían recabado información en el sentido de que sufría

Dos padecimientos graves: diabetes y problemas cardiovasculares, un tipo de cardiopatía que le exigían atención médica inmediata.

Cabe recordar que hace dos meses, aproximadamente, corrió el rumor de que el capo tuvo que ser ingresado en un hospital de Jalisco por un presunto paro cardiaco. Se dieron entonces varios operativos en dicha entidad pero con resultados infructuosos.

Ahora, pese a su reaprehensión, los expertos estiman que su estructura criminal se mantiene intacta a través de sus principales hombres de confianza como Ismael “El Mayo” Zambada García y Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul” e inclusive para los conocedores será el primero quien asuma el liderazgo de la organización que bajo ninguna circunstancia se puede considerar destruida.

La interrogante que se hace la clase política, principalmente del PRI y del PRD, es hasta donde está dispuesta a llegar la presente administración en las investigaciones respecto a la red de protección que recibía al “Chapo”, pues no deja de despertar suspicacias que se escapó durante la gestión del panista Vicente Fox (se dice que lo dejaron escapar) y que fue “ilocalizable” durante todo el sexenio del también panista Felipe Calderón.

Sin duda, se comenta en corrillos políticos y policiales, habrá muchos ex servidores públicos de las pasadas administraciones que estarán sumamente preocupados de lo que pudiera declarar “El Chapo”, si es que lo dejan por aquello de las “negociones”.

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