La mañana de este domingo, cientos de padres de familia se mantuvieron a la expectativa en espera de que sus hijos salieran del examen de ingreso al nivel medio superior.
Desde las 8:30 horas, las familias se arremolinaron frente a los diferentes centros educativos que operaron como sede del
examen aplicado por la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems).
Los jóvenes, entre quienes había los que tomaron un curso especial para pasar la evaluación y los que hicieron su mejor esfuerzo al estudiar por su cuenta, ingresaban a los planteles ansiosos por hacer la prueba y terminar a tiempo para ver el partido de futbol.
“Yo le dije a mi hija, tómate tu tiempo y responde bien. El partido es lo de menos”, aseguró Ana Flores, quien aguardaba en las afueras del Cetis 153, mientras comía un taco campechano que había comprado entre los puestos que rodeaban el lugar.
En entrevista, la madre de familia reconoció lo difícil que es ingresar a la escuela de su preferencia, ya que la demanda es tanta que dependerá del promedio y la suerte que su hija pueda ingresar a la preparatoria.
“Ya tuve experiencias desagradables con mis otros dos hijos. Hicieron el examen y terminaron en otra escuela a pesar de que les pagué un curso de regularización. Por eso esta vez a mi hija sólo la puse a estudiar, ya que no tengo tanto dinero para tirar, para que al final me la manden a otra escuela”, subrayó.
El olor a garnachas, café, churros, atole y tamales inundaron el lugar que, dada la concurrencia, parecía una verbena en la que los comerciantes hacen su “agosto”.
Irma normalmente vende tacos de suadero, longaniza y bistec a dos cuadras del lugar, pero en esta ocasión movieron su parrilla para instalarse frente al Cetis y ofrecer algo de comer a los padres de familia que esperan la salida de sus hijos.
No faltaban las bicicletas con los botes de tamales y atole, los puestos con fruta fresca, el hombre del carrito con churros rellenos, incluso un local al otro lado de la calle que ofrecía café de olla y pan de dulce.
Transcurrida apenas una hora y media de haber iniciado el examen, el primer joven, Torres Valenzuela, salió del recinto para encontrarse con sus padres; aún con la ansiedad de haber presentado el examen, dijo que Física fue lo que más trabajo le costó.
“Me siento un poco nervioso, porque sé que es algo importante para nosotros, porque después de esto es la prepa y podremos seguir con nuestra vida estudiantil”, respondió a los medios que se acercaron para preguntarle cómo le había ido.
El joven, quien escogió como primera opción la Vocacional 7 en la búsqueda de cursar la carrera de Arquitectura, aseguró que no quedar en la primera opción que escogió no debe ser decepcionante, ya que lo importante es el esfuerzo por hacer una buena carrera.
Mientras tanto, entre los familiares que seguían esperando la salida de los menores había quienes encendían las radios de sus celulares para buscar alguna estación que les permitiera disfrutar del partido de futbol.
El ambiente fue similar en la mayoría de los centros sede del examen de ingreso al nivel medio superior, como la Secundaria Técnica 60 en Avenida Centenario, en donde los padres de familia esperaban que sus hijos salieran.
Blanca Ingalls, quien al igual que muchos padres aguardaba por su hijo, manifestó su satisfacción porque ahora los jóvenes tuvieran garantizado su ingreso al nivel medio superior, más allá de la escuela a la que fueran asignados.
“La verdad no me importa si mi hijo no termina en la primera opción que escogió, lo importante es que pueda seguir estudiando, ya que muchos jóvenes dejan de hacerlo y al rato les cuesta trabajo o ya no quieren volver a estudiar”, subrayó.
Al respecto, Verónica Varela expuso que en caso de que su hijo no quedara en el plantel que ellos querían, aprovecharían para que el joven estudiara este año donde le tocara y al siguiente año buscarían volver a hacer el examen para quedar en la Vocacional que quiere.
Francisco Uribe manifestó su preocupación por su nieto, ya que todavía estaba por definirse si reprobaría una materia o no, por lo que dependía más de ello que pudiera cursar el nivel medio superior que del examen mismo.
Mi mayor preocupación es que en un momento dado vaya a perder el año y luego le cueste trabajo volver a querer estudiar, advirtió luego de señalar que considera este sistema de asignación por examen una opción viable para asegurar que los jóvenes continúen sus estudios.