El pasado 30 de junio la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dio a conocer que durante un enfrentamiento en el municipio de Tlataya, Estado de México resultaron muertos 22 criminales, sin embargo expertos en seguridad de la ONU y del Cisen confirmaron que fue un fusilamiento a sangre fría.
La versión oficial de los hechos detalla que un convoy de elementos militares patrullaba por los senderos del poblado San Pedro Limón cuando de repente un grupo de personas comenzó a dispararles desde un depósito, situación que detonó el enfrentamiento.
Las primeras versiones del suceso fueron sacadas a la luz pública por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) asegurando por medio de su cuenta de Twitter que elementos armados se enfrentaron contra miembros del crimen organizado “resultando heridas varias personas”, detalló.
Dos horas después de dichas versiones la Sedena confirmó su veracidad precisando que a las 5:30 horas de aquel lunes 22 delincuentes habían fallecido al enfrentar a elementos de la 22/a. Zona Militar, mientras un soldado resultó herido al rescatar a tres mujeres que estaban secuestradas al interior de la bodega.
También la dependencia de seguridad indicó que durante el enfrentamiento a los delincuentes se les confiscó 5 armas largas (16 fusiles AK-47 calibre 7.62X39 mm., 6 fusiles AR-15 calibre 0.223”, 1 fusil marca calico, 2 escopetas calibres 12 y 0.22”); 13 armas cortas (4 calibre 9 mm., 3 calibre 0.45”, 4 calibre 0.38” súper, 1 calibre 0.22” y 1 revolver calibre 0.38” especial); una granada de fragmentación, 112 cargadores así como cartuchos de diversos calibres.
Sin dar a conocer los detalles precisos del enfrentamiento la Sedena dijo que sus elementos llegaron a la bodega debido a que en lugar se elaboraban drogas prohibidas de forma clandestina, situación que desató la balacera que llevó a la controversia a la institución armada.
Finalmente la versión oficial indicó que los 22 cadáveres fueron llevados a instalaciones forenses de la ciudad de Toluca para que expertos realizaran las pruebas periciales necesarias para identificar a los fallecidos entre estos a una mujer.
¿ENFRENTAMIENTO O FUSILAMIENTO?
Poniendo en duda las versiones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) el pasado miércoles 9 de julio especialistas en seguridad dieron a conocer que los militares no enfrentaron a los delincuentes y más bien los fusilaron dentro de una bodega ubicada en el municipio de Tlataya.
En entrevista por un medio internacional el experto en seguridad y funcionario del Cisen, Alejandro Hope aseguró que los hechos del enfrentamiento levantan sospechas debido a que por un lado hubo 22 muertos y por el otro solamente un soldado herido, asegurando que los presuntos criminales no tuvieron tiempo para defenderse.
En tanto recalcó que los orificios de bala dejados en la bodega evidencian de que el enfrentamiento “no fue prolongado” durando apenas unos minutos, por lo que los casquillos fueron limpiados en su totalidad y según peritos fueron solamente encontrados al interior de la misma.
Por otra parte un testigo que vive cerca del depósito indicó que oyó fuego de armas automáticas y fuertes golpes durante casi dos horas en la madrugada del 30 de junio. Pero no podría afirmar con seguridad que los ruidos provenían del depósito o de las montañas boscosas a su alrededor.
El hombre, que no quiso ser identificado por temor a represalias, dijo que después que se acallaron los disparos vio a los soldados inspeccionar los cerros.
Aunque se informó que hubo un tiroteo intenso, solo seis andanadas parecen haber hecho impacto en la fachada del depósito, la única parte del edificio con ventanas o puertas en la que los soldados habrían disparado a la gente parapetada en su interior.
También el experto en seguridad dijo que tampoco había indicios de un tiroteo intenso dentro del edificio, pocos orificios de bala y ningún casquillo. Pero sí había muchas evidencias de muertes.
“El piso estaba manchado de sangre y se veían dispersas hojas de papel numeradas que los investigadores dejaron para marcar dónde se habían hallado los cadáveres, la mayoría cerca de las paredes”, se explica.
También recalcó que al menos cinco sitios en los muros internos del depósito mostraban las mismas huellas. Uno o dos grupos de agujeros de bala rodeados de una masa de manchas de sangre, lo que daba la impresión de que las personas en el interior estaban de pie frente a la pared y fueron alcanzadas por uno o dos disparos a la altura del pecho, indica.
ONU CONFIRMA DUDAS
Además dos observadores del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que inspeccionó el depósito poco antes de que las autoridades estatales lo cerraran, notaron que no hallaron indicios de balas perdidas que deberían haber dejado soldados que disparasen armas automáticas a distancia. Ni había señales de disparos efectuados desde el interior.
"Eso me parece realmente notable", comentó el observador Tom Haeck, de la ONU, y agregó que todavía no se han sacado conclusiones y que todo informe sería para uso interno de la organización internacional.
Sobre el piso de tierra del depósito también había cepillos de dientes, medicinas y contenedores vacíos de alimentos, lo que sugiere que hubo gente que se alojó en su interior.
Empleados de la oficina forense del Estado de México, que hablaron con la condición del anonimato por no estar autorizados a hacer declaraciones a la prensa, dijeron que los muertos eran mayormente jóvenes de 16 a 24 años, procedentes del estado vecino de Guerrero.
Allí opera una banda de narcos conocida como Guerreros Unidos, que al parecer disputa el control de las narcorrutas en el área con el cártel La Familia, del estado de Michoacán, versiones nunca confirmadas por la Defensa Nacional.
También la organización internacional explicó que reglas del ejército mexicano permiten que los soldados disparen contra civiles armados sólo si estos disparan primero. En algunos casos hay evidencias de que pandillas de narcos han atacado a los militares, informaron.
Además Haeck indicó que es difícil hacer hablar a los residentes abiertamente sobre el incidente del depósito porque temen al ejército y a las pandillas de narcos que perpetran secuestros, extorsión y asesinatos mientras se desplazan libremente por el área.
Finalmente días después del incidente, reporteros de la AP en San Pedro Limón vieron a dos jóvenes vestidos con pantalones vaqueros, camisetas y cartucheras negras, cargando fusiles AK-47 montando guardia junto a un vehículo deportivo blanco, con ventanillas ahumadas, y otros dos hombres armados en el interior del vehículo, en la calle principal de San Pedro, no lejos de donde los fiscales estatales cercaban el depósito para impedir el paso.
Después que los hombres armados se fueron, los pobladores que estaban a pocos metros de distancia dijeron no haberlos visto siquiera.