México, 24 de octubre 2024 ::: Estos lugares tuvieron ruido, movimiento, vida ―siempre muerte―.
Hubo personas que recorrieron sus calles de la misma forma en la que lo hacemos en la ciudad, en los pueblitos mágicos que todavía son turísticos. Algún día, existió más que una ruina. Pero hoy, estos sitios llevan décadas en abandono.
Quizá, las únicas manifestaciones que permiten saber que la muerte no gobierna del todo son los animales silvestres; las casonas invadidas por la flora; los objetos que dejaron atrás, inmóviles. Incluso y, si es que no se cae en el escepticismo, puede que sobreviva algo más. Algo extraño que quedó atrapado en el tiempo, algo como lo que Poe o escritores contemporáneos como Mariana Enríquez describen en sus relatos. Dícese de alguien que pepena. Dícese de un fantasma.
Si eres una persona aficionada a la exploración urbana y rural, si no te levanta escalofrío un aura ominosa, los lugares sin humanos. Y lo más importante, si sabes guardar respeto a la memoria de quienes ya no están. Estos son tres pueblitos abandonados que podrás encontrar en México.
Durante la época prehispánica, estuvo habitado por los indios Toboso y Cocoyome. Ubicado en medio del desierto, el pueblo fantasma de Ojuela, en Mapimi, Durango. Tuvo alguna vez la segunda mina polimetálica en el mundo, la Mina de Ojuela. Tenía un puente colgante con una longitud de 350 metros, el cual inspiró el diseño del Golden Gate, en San Francisco.
Su población llegó a ser de 5,083 habitantes alrededor de la segunda mitad del siglo XIX. Era una ciudad en toda la extensión de la palabra, tenía sistema ferroviario, casino, plazoletas, tiendas. Sin embargo, la explotación de la mina se volvió insostenible y para 1930, el molino de extracción había sido desmontado, fue cuestión de tiempo para que los habitantes migraran.
Paricutín, considerado el volcán más joven de América, hizo erupción en 1943. Su ceniza cayó sobre los pueblos El Paricutín y San Juan Parangaricutiro. Todo fue abrupto, lleno de caos. El Paricutín desapareció del mapa; de Parangaricutiro sólo resistió el Templo de San Juan de Viejo. Por fortuna y, a diferencia de la erupción de Pompeya, la tasa de muertes en Parangaricutiro fue, por creces, menor.
San Juan Parangaricutiro se encuentra en Michoacán y la mejor forma de llegar es a través de la ciudad de Uruapan.
Apenas hace unos años, Minesbalam despertó el interés turístico, se realizan recorridos nocturnos en bicicleta y se habla de su historia, de lo que aún quedó.