Se requieren 11.5 millones de empleos

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Las necesidades de la población son evidentes, sin embargo los incentivos para invertir y generar empleos por parte de las empresas se han deteriorado y van desde el bajo crecimiento económico, la corrupción, inseguridad e impunidad hasta el efecto de las políticas de Estados Unidos contra México que limitan “un entorno más amigable para los negocios”, aseguró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

Explicó que en México se requieren 11.5 millones de puestos de trabajo, cifra conformada tanto por 1.9 millones de personas sin empleo como por 5.9 millones más que de plano desistieron de buscarlo por considerar que no lo encontrarán y otros 3.7 millones que están subocupadas.

“La situación se puede complicar si se materializa la deportación masiva de mexicanos desde Estados Unidos”, advirtió, ya que el bajo crecimiento de la economía ha agudizado la complejidad para conseguir un empleo, independientemente si es formal o no. También destacó que la calidad de los puestos de trabajo continúa deteriorándose porque la mayoría paga salarios bajos, lo que agudiza la precariedad del mercado laboral y pone en riesgo el consumo interno.

Criticó que con el repunte de 83 mil 292 trabajadores registrados al IMSS durante enero, considerado un logro histórico por ser el mayor registro para el mismo mes en nuevo años,  el gobierno federal resalte que “el mercado laboral ha mejorado significativamente en lo que va del sexenio”.

Para sostener esa aseveración, señaló, las fuentes oficiales se apoyan principalmente en la evolución de registros del IMSS, toda vez que de diciembre de 2012 a enero de 2017, el número de trabajadores afiliados aumentó en 2.6 millones de registros, cifra que supera lo reportado en el mismo periodo de los dos sexenios anteriores, aún cuando en diciembre pasado hubo una caída de 319 mil 217 registros, la mayor pérdida para igual mes en ocho años.

“Sin embargo, esa opinión es limitada debido a que esta variable no es un buen indicador ni de la evolución real de la ocupación ni de las necesidades que tiene el país en materia de empleos”, sentenció el organismo.

Si bien reconoció que el ritmo de registros al IMSS ha mantenido un ritmo de crecimiento superior al de la economía, con tasas anuales de 3.8 y 2.1 por ciento, respectivamente, cuando en años pasados la evolución de ambas era muy parecida, señaló que se trata de un “atípico comportamiento” que genera incertidumbre y confusión sobre su dinamismo real, sobre todo en un entorno donde el producto interno bruto (PIB) sigue debilitándose.

“Un mayor número de trabajadores al IMSS no necesariamente significan nuevos empleos. Una buena parte de este aumento es sólo en el número de registros, es decir únicamente muestra la formalización de trabajadores que ya tenían un empleo, por lo que no toda la afiliación tiene que ver con la creación de nuevas plazas de trabajo y, por lo tanto, no es in indicador real de la evolución del mercado laboral”,  puntualizó.

El registro de empleos ya existentes ante el IMSS se atribuye al Programa de Formalización del Empleo que se lanzó desde 2013 y también como efecto de las auditorías laborales. En 2014, refirió, el Grupo Financiero BBVA – Bancomer calculó que sólo 51 por ciento de los trabajadores afilados al IMSS en ese año eran nuevos empleos pero el resto sólo se formalizaron.

El CEESP aseveró que más que los registros de afiliados al IMSS, las cifras que reflejan mejor la situación del mercado laboral del país, tanto por número como por la calidad de los puestos de trabajo “que continuó deteriorándose”, provienen de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que levanta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En su más reciente actualización hasta el cuarto trimestre de 2016, la ENOE reveló que el total de la población ocupada en México sumó 52.1 millones de personas, lo que implica apenas 555.2 mil personas en un año y ello “contrasta con los 732.6 mil nuevos registros del IMSS en 2016, lo cual nos puede dar una idea de los que realmente fueron nuevos puestos de trabajo y cuántas personas que ya estaban ocupadas sólo se registraron en seguridad social”. Además, dicha cifra representó menos de la tercera parte respecto al 1.7 millones de personas ocupadas en 2015, lo cual demuestra que aunque la población ocupada sigue creciendo moderó su ritmo de crecimiento y eso lo relacionó con menores niveles de inversión, que a su vez provocó disminución en los salarios porque “por la necesidad de la población de tener empleo la ha llevado a aceptar salarios bajos”.

Precariedad laboral se agudiza: la mayoría de los mexicanos gana hasta 3 minisalarios

Así, la mayoría de los mexicanos que tienen un empleo percibe hasta 3 salarios mínimos y este grupo aumentó en 1.7 millones de ocupados en lo que va del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, mientras que el grupo de quienes ganan más de 3 minisalarios se redujo en 1.3 millones de trabajadores.

La población desocupada, reconoció, ascendió a 1.9 millones de personas al cierre de 2016, lo que implica una reducción de 329.4 mil que un año antes, pero si a éstas se suman los 3.7 millones de subocupados y los 5.9 millones de mexicanos que ya desistieron de buscar empleo “se tiene la brecha laboral que da una idea mucho más exacta de todos los puestos de trabajo que requiere la población y que ascendió a 11.5 millones en el cuarto trimestre de 2016”.

Tal universo simplemente refleja la enorme necesidad de fortalecer la actividad productiva del país, con el objeto de facilitar la generación de empleos formales de calidad. “No sólo es indispensable ampliar la ocupación, sino mejorar sus condiciones laborales, de tal manera que haya más puestos de trabajo mejor remunerados, lo que sólo se puede lograr con grandes incrementos en la inversión y en la productividad”, indicó.

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