Con ellas, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) promueve entre los productores del país, la generación y el aprovechamiento de oportunidades de negocio.
De acuerdo a lo dispuesto por el Arreglo de Lisboa relativo a la protección de las
denominaciones de origen y su registro, y según la definición establecida por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), una denominación de origen es el nombre de un país, de una región o de un lugar determinado, que sea utilizado para designar a un producto originario de ellos, cuyas cualidades y características se deben exclusiva y esencialmente al medio geográfico, incluidos los factores naturales (geografía, clima, materia prima, etc.) y los factores humanos (mano de obra, arte, ingenio, tradición, etc.).
El uso y aprovechamiento de nuestras denominaciones de origen generan ganancias económicas importantes en la comercialización y exportación de productos que son hechos en México. Es el caso, por ejemplo, del tequila, bebida tradicional en la que no solo existe inversión en el producto sino en toda su cadena productiva, impactando incluso al turismo. La labor de los productores de esta bebida es un ejemplo a seguir para otros sectores que cuentan con una denominación de origen.
Cuando se otorga la protección a una Denominación, el titular es el Estado mexicano. Dicha protección pueden solicitarla los gobiernos estatales, municipales o las asociaciones de productores.
En la actualidad, México posee 15 productos orgullosamente cultivados o elaborados en México y con denominación de origen: Ámbar de Chiapas, Arroz del estado de Morelos, Bacanora, Café Chiapas, Café Veracruz, Charanda, Chile Habanero de la península de Yucatán, Mango Ataulfo del Soconusco de Chiapas, Mezcal, Olinalá, Sotol, Talavera, Tequila, Vainilla de Papantla, sin olvidar que el 29 de agosto del 2016, al Cacao de Grijalva le fue concedida su propia denominación. Productos 100% nacionales que se reconocen por su sabor, prestigio y calidad.