Para revertir la situación de seguridad
80,000 millones de dólares en bonos de la compañía, que circulan por todo el mundo, fueran etiquetados por calificadoras como “basura”. Ahora, sin embargo, el mercado teme que el propio gobierno mexicano sea un riesgo para Pemex.
La reputación crediticia de México se vio sometida a un creciente escrutinio el año pasado, con dos agencias cambiando a negativa su perspectiva sobre la calificación soberana, y con una incluso rebajando la nota.
El crecimiento económico se ralentizó durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, golpeando a la recaudación de impuestos, mientras que una menor producción de Pemex redujo las aportaciones de la petrolera al fisco.
Los destinos de México y Pemex quedaron entrelazados: una rebaja en México seguramente desencadenaría una para Pemex, dijeron analistas entrevistados por Reuters.
“Nuestro escenario base es que Moody’s rebaje un escalón la calificación del soberano en el segundo trimestre de 2020”, dijo Aaron Gifford, analista de la gestora de activos T.Rowe Price, uno de los mayores tenedores de bonos de Pemex.
“Esto se deberá a la necesidad de continuar rescatando a Pemex, así como a la erosión de los ahorros del gobierno utilizados para cumplir las metas fiscales”, agregó.
La rebaja del soberano conduciría a una degradación casi automática de un escalón a la calificación de Pemex llevándola a territorio “basura”, puntualizó Gifford.
Pemex es uno de los mayores contribuyentes al presupuesto gubernamental y el Gobierno ha actuado como un aval implícito de la estatal en el mercado de bonos.
Las agencias calificadoras dicen que las necesidades financieras de Pemex, sumadas a la incertidumbre sobre la toma de decisiones de López Obrador, ha afectado la confianza de los inversionistas, a pesar de recortes al gasto que mejoraron la percepción de riesgo sobre un impago soberano.
Cuando Reuters les pidió comentarios, las agencias crediticias se refirieron a sus últimos informes. López Obrador ha dicho que, si bien respeta la opinión de esas firmas, siente que “no fueron profesionales” y que “no fueron objetivas”.
López Obrador alivió la enorme carga de la deuda de Pemex proporcionando 9,500 millones de dólares en apoyos a través de inyecciones de capital, exenciones fiscales y refinanciamiento de deuda, que finalmente transfirieron riesgo de la compañía al gobierno federal.
No obstante, una rebaja en la calificación de México todavía podría aumentar los costos de los préstamos y desencadenar una venta masiva de bonos de Pemex.