Sin reformas, estancamiento: CEE

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Ante la tardanza de  concretar y aprobar las reformas estructurales, los efectos de la desaceleración económica ya comienzan a sentirse en los indicadores económicos frenando la recuperación del crecimiento del país, por lo que se contempla un menor dinamismo de la actividad económica, reiteró el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani.

Reveló que para los empresarios del país, la discusión sobre las reformas financiera, energética y hacendaria, es tarea que pondrá a prueba la perspectiva económica de México, sobre todo en el exterior, y la creación de programas multianuales evitaría subejercicios de inicio de administración.

Explicó que si bien hay indicadores económicos con un menor dinamismo en el país, como la inversión y el crecimiento, éstos son producto de factores coyunturales, por lo que se mantiene una visión favorable del entorno de negocios.

Sostuvo que el "momento mexicano" es viable mientras se avance en el proceso de transformación con reformas como la laboral, la educativa y de telecomunicaciones.

Vienen otras reformas tan trascendentes como la financiera, la energética y la hacendaria, que exigirán de mayor disposición hacia el acuerdo para superar inercias arraigadas, abundó.

Por ahora, puntualizó el dirigente empresarial, la economía mexicana y sus perspectivas continúan estrechamente vinculadas al desempeño de Estados Unidos, que muestra signos consistentes de recuperación, pero no un panorama exento de amenazas e incertidumbre.

Y es que la dependencia respecto al sector productivo estadounidense, que concentra cerca de 80 por ciento de las exportaciones mexicanas, no tiene por qué ser un problema.

"Urge que definamos una política industrial que contribuya a elevar el contenido nacional de los productos que colocamos en el exterior, el cual actualmente ronda apenas 25 por ciento", destacó.

Desde luego, dijo, es indispensable contar con mecanismos que permitan anticipar acciones contra posibles prácticas comerciales desleales y, en caso de que se den, tener los instrumentos necesarios para aplicar oportunamente cuotas compensatorias.

Refiere que el efecto directo de la debilidad de Europa puede no ser tan drástico para México, si se considera que solo 7.0 por ciento de las exportaciones se canalizan a esa zona, pero hay que valorar que es un socio comercial muy importante de Estados Unidos.

Lo que resulta evidente, dijo, es que no podemos depender en un grado tan alto del factor Estados Unidos, porque además de la vulnerabilidad, no alcanza para superar el crecimiento inercial que hemos tenido por décadas.

Gutiérrez Candiani aseguró que el mejor blindaje contra cualquier contingencia externa son las reformas estructurales pendientes y una sinergia eficaz entre el sector público y el privado para generar soluciones de fondo a los obstáculos y problemas que enfrenta el sector productivo para acelerar su desarrollo.

Asimismo, atacar puntualmente las desventajas, rezagos y condiciones adversas con las que opera un gran número de empresas; "la estabilidad macroeconómica es fundamental y hay que reforzarla, pero tampoco basta".

"Hoy se necesita una política de desarrollo económico activa, ambiciosa y estratégica; que el Estado y los sectores productivos generemos sinergias para potencializar el mercado interno y conectarlo mejor con el sector exportador para elevar la productividad y la competitividad", aseguró.

En el caso de la inversión pública, apuntó, es importante establecer programas multianuales que aseguren el flujo continuo de recursos para proyectos productivos a fin de evitar los subejercicios.

"De esta manera se eliminaría el comportamiento cíclico de los últimos 10 años, en el que cerca de 20 por ciento de la inversión física del sector público se ejerce hasta el último mes del calendario".

Respecto al incremento de la inversión privada, Gutiérrez Candiani subrayó que se debe consolidar un ambiente de negocios que estimule la formación de capital y el desarrollo de proyectos productivos.

Por ello la insistencia en la necesidad de contar con un régimen fiscal sencillo, que brinde certidumbre y certeza jurídica, además de ser la forma más eficaz de aumentar la base de contribuyentes, argumentó.

Ello propiciaría una disminución de la informalidad, que actualmente representa 60 por ciento de la población ocupada del país, señaló.

La simplificación ayudaría a reducir la complejidad, las exenciones y los tratos preferenciales que propician formas de elusión y evasión, lo que ocasiona que la recaudación se concentre cada vez más en los contribuyentes cautivos, casi 50 por ciento en retención a salarios y 38 por ciento en personas morales, añade.

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