Con el fin de incrementar la productividad del sector primario nacional y se alcance la seguridad alimentaria, el gobierno ha iniciado la construcción de una Gran Reforma para el Campo, afirmó el secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Enrique Martínez y Martínez, al asegurar que para la actual administración el sector agroalimentario mexicano es prioritario.
El responsable de la política agroalimentaria del país delineó a los 33 delegados de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) los compromisos y estrategias recién presentados por el Presidente Enrique Peña Nieto para darle un nuevo rostro al campo mexicano.
En una videoconferencia detalló que la Gran Reforma para el Campo recoge todas las inquietudes de los actores vinculados con el campo y visualiza los “nudos” del sector que impiden producir el 75 por ciento de los alimentos que consumimos los mexicanos, indicador que se establece para la seguridad alimentaria.
El funcionario dijo que entre los productores hay una gran expectativa por los cambios que vendrán para el campo, toda vez que por años en el sector había un sentimiento de tensión y de olvido.
“Hay que decirlo con claridad: sentían que el sector no estaba en la prioridad del Gobierno de la República. Ahora, el productor manifiesta públicamente su complacencia porque el Presidente de México está tomando cartas en el asunto para hacer grandes transformaciones”, sentenció.
Destacó también el caso de la reforma en materia energética, la cual –apuntó- permitirá generar combustibles más baratos y eficientes, abaratar costos en los sectores primario e industrial, así como crear empleos.
En el ámbito agroalimentario, reiteró, se volverán a producir fertilizantes, que como país nos dará la competitividad necesaria para transformar al campo.
Entre las líneas estrategias, mencionó que es prioritario impulsar en todo el sector productivo el cambio para para transitar de la política asistencialista y de subsidios, generadora de arraigo de la pobreza, a una de incentivos y productividad, acompañada con responsabilidad compartida.
En este escenario, expuso dos compromisos estructurales delineados en la Gran Reforma para el Campo: la aplicación de políticas públicas diferenciadas y la transformación del subsidio al incentivo productivo.
Con el propósito de alcanzar estas metas para elevar la productividad del campo, agregó que la política agroalimentaria del Gobierno de la República considera: respaldar a los pequeños productores, incrementar la disponibilidad de fertilizantes mexicanos, facilitar el uso de semillas mejoradas, asegurar la sanidad de los alimentos e incrementar el riego en todo el país.
Incluye, añadió, mayor crédito y servicios financieros para el campo, sincronizar la oferta y la demanda de productos agropecuarios y contar con un moderno marco legal para dinamizar el sector agroalimentario del país.