La mayoría de resultados de las principales variables económicas con datos a abril pasado muestra una mejora en su desempeño, si se consideran las cifras ajustadas por estacionalidad, resaltó el Centro de Estudios Económicos de Sector Privado (CEESP).
En su reporte semanal “Análisis económico ejecutivo”, señala que incluso algunas variables tuvieron un repunte que podría tratarse como extraordinario, lo cual sirvió de base para comenzar a elaborar escenarios del inicio de una recuperación.
Sin embargo, precisa, también es necesario aclarar que este dinamismo puede estar reflejando un efecto rebote después de las cifras negativas que en la mayoría de los casos se reportaron durante marzo pasado.
Hay que recordar que marzo y abril se vieron afectados significativamente por el periodo vacacional de Semana Santa, ya que el año pasado esta festividad ocurrió en el tercer mes y en 2014 en el cuarto mes.
Refiere que tras conocerse los resultados de la evolución del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) durante abril pasado, que mostraron un repunte de 1.25 por ciento respecto al mes previo, se observaron reacciones más favorables en cuanto al comportamiento que se espera para la segunda mitad del año.
Incluso, la percepción mejoró pese al sorpresivo reporte del Departamento de Comercio de Estados Unidos, en el que de acuerdo con su tercera y última estimación, el PIB se contrajo a una tasa anualizada de 2.9 por ciento, luego de que en su informe preliminar había publicado una caída de 1.0 por ciento.
Para el CEESP, el escenario no cambió mucho en comparación con el que se esperaba antes de que se dieran a conocer los datos de crecimiento para México a través del IGAE y del PIB de Estados Unidos.
Los mercados ya anticipaban un comportamiento como este, que si bien mostró una magnitud mayor a la que se había previsto, no generó reacciones inesperadas en la operación de los mercados, pues ya existía el consenso de que dicho efecto sería temporal antes de un escenario más positivo para la segunda mitad del año.
Sin embargo, señala, lo preocupante de ello, que en el mejor de los casos llevaría crecer para todo el año cerca de 3.0 por ciento, podría no venir de un verdadero fortalecimiento de los fundamentales económicos, sino del comportamiento inercial que en buena medida tiene su origen en la evolución de la actividad productiva de Estados Unidos.
No obstante, a esto habría que añadir nuevamente un efecto aritmético, esta vez originado en la comparación con los bajos niveles de crecimiento de la última parte de 2013.
El hecho es que, por una parte, no queda claro si los resultados recientes reflejan ya el inicio de un proceso de recuperación o siguen respondiendo a factores aritméticos, puntualiza el CEESP.
La tasa de crecimiento que se espera para este año está muy cerca del magro avance promedio de las últimas décadas, que ha sido claramente insuficiente para mejorar los niveles de bienestar de la población, por lo que el objetivo debe ser duplicar el ritmo de crecimiento promedio de las últimas tres décadas.
Destaca que un sistema fiscal que estimule la inversión, el ejercicio eficiente del gasto público en tiempo y forma, así como el fortalecimiento de la seguridad jurídica son, sin duda, factores que tendrían un efecto rápido sobre el crecimiento de la economía.