Ciudad de México, 21 de septiembre 2020, - A tres años del inicio de la implementación de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica (ENCCÍVICA) y bajo el nuevo contexto ocasionado por la emergencia sanitaria, es necesario hacer un corte de caja para planificar los próximos años de actividades y articular un plan de largo aliento después del 2023, a fin de hacerla una política institucional y nacional, sostuvo el Consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), Martín Faz Mora.
Al impartir la conferencia magistral “La educación cívica a 5 años de los encuentros cívicos nacionales”, organizada por el colectivo Red Cívica, el Consejero Faz Mora, consideró que un fenómeno cultural tan complejo como el de la desafección de la democracia y una alta aspiración como la apropiación del espacio público, nutrido de valores democráticos para el fortalecimiento de la cultura política, debe ser permanente y trascender las gestiones de los organismos electorales.
Estableció que se deben sumar más actores públicos, sociales y académicos a la Estrategia Nacional de Cultura Cívica que busca convertirse en política pública y un contrapeso en el espacio público.
Sin embargo, advirtió que, sin un enfoque claro del combate efectivo contra la enorme desigualdad, cualquier estrategia de educación cívica “puede perder la brújula o convertirse en un discurso”.
No debe haber estrategia de educación cívica “sin una clara aspiración de emancipación de lograr que estas brechas sociales, económicas, desaparezcan o por lo menos se aminoren”, estableció el también presidente de la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica del INE.
Faz Mora definió como retos de la educación cívica, el incentivar la participación ciudadana; seguir promoviendo la cultura del respeto a los derechos humanos, particularmente de los grupos minoritarios, así como de las mujeres; combatir la violencia política en razón de género; mejorar las acciones para una igualdad sustantiva entre hombres y mujeres; fomentar la deliberación democrática ya sea en forma virtual, semipresencial o presencial; no caer en falsos dilemas entre el derecho a la salud contra los derechos políticos y profundizar en un mensaje que apele a la solidaridad, respeto y a las ventajas de la democracia sobre otras formas de gobierno.
“Todo ello con el propósito de fortalecer el tejido social que es necesario robustecer para la convivencia pacífica y la consolidación de la democracia”, afirmó.
Destacó que la educación cívica debe enfocarse en la búsqueda de mecanismos de efectividad para garantizar los derechos económicos, sociales y culturales que por los efectos de la pandemia agudizarán las brechas sociales entre las minorías que más poseen y las mayorías empobrecidas.
Durante la conferencia virtual que fue moderada por Jorge Valladares,hizo un recorrido de la evolución de la estrategia de educación cívica, los avances desde la creación del Instituto Federal en la década de los 90 y ahora del Instituto Nacional Electoral con el desarrollo de la Estrategia Nacional de la Cultura Cívica 2017-2023, como un modelo de gobernanza para el fomento de la cultura política democrática.
El Consejero Faz reconoció que como política pública falta que muchos actores sociales asuman como propia la educación cívica y tenga una amplia difusión. “El INE, la Red Cívica y los Organismos Públicos Locales Electorales debemos seguir sumando sinergias e incorporar elementos para pensar en lo que viene después del 2023”, reiteró.
Por ello, como presidente de la Comisión de Capacitación Electoral, refrendó el compromiso con la Red Cívica de buscar mecanismos de articulación efectiva. “El INE no puede, ni debe ser el único actor de una política pública en materia de participación ciudadana o educación cívica, por la magnitud del problema de construcción de ciudadanía”.