La luz artificial nocturna que se encuentra en las playas es una seria amenaza para la fauna marina, en especial para el proceso productivo de las tortugas, revela un estudio dado a conocer por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
El especialista en biología de la conservación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), Ricardo Rodríguez Estrella, asegura que la luz artificial afecta los sitios de anidación para la crías de las tortugas, por lo que se elaboró un software que permitirá un mejor manejo de la iluminación externa.
No tiene mucho que la luz artificial nocturna comenzó a considerarse como un contaminante, pues su extensión global y su creciente invasión en los ecosistemas despertaron el interés de científicos para averiguar cómo es que afecta a los procesos biológicos.
Se estima que más de mil millones de personas, alrededor del 23 por ciento de la población mundial, vive dentro de los 100 kilómetros de costa, lo que implica que muchos ecosistemas marinos están expuestos a la luz artificial durante las noches.
El impacto negativo de la luz en las tortugas marinas se da cuando evitan anidar en un sitio por la iluminación y las crías al salir del huevo pueden desorientarse y perderse, y quedar expuestas a los depredadores o morir de deshidratación, explicó Rodríguez Estrella.
Las principales señales que siguen las crías son la intensidad luminosa y la elevación del horizonte, sostiene el especialista, que realizó el estudio en conjunto con personas de centros de investigación en Estados Unidos.
En condiciones normales, el horizonte sobre el océano aparece más brillante que en dirección a las dunas o la vegetación porque el agua tiene un mayor albedo, que es la proporción de luz que refleja un cuerpo respecto a la que incide sobre este.
Por lo tanto, las crías se orientan lejos de las sombras y las altas siluetas creadas por la vegetación de la playa o las dunas y hacia el horizonte más bajo y brillante, por lo que es difícil para las crías encontrar el camino más directo al océano por la iluminación.
Para modelar el alcance potencial de este nuevo contaminante, los investigadores adaptaron un programa computacional de ‘cuenca visual’ que resalta todos los elementos de una línea de visión desde la ubicación de cierta marca de posición; si hay algún objeto que se interponga en el camino, la cuenca visual muestra una sombra detrás de éstos.
El software utiliza tres elementos: los datos de elevación del terreno, los cuales se pueden adquirir de forma gratuita en ciertos sitios de internet; las ubicaciones de los puntos de anidación de las tortugas para distintos años que proporcionó la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Y el mapa georreferenciado del Plan Maestro de zonificación del desarrollo megaturístico Cabo Cortés, en el cual se establecen las áreas destinadas para uso residencial, comercial, recreativo e indeterminado.
El modelo consideró que la distancia máxima a la cual se puede tener un efecto en el horizonte de la iluminación artificial es de 32 kilómetros, según un estudio previo que los autores consultaron.
Los resultados mostraron que las primeras fases de construcción, que son el desmonte de la vegetación, son las que mayor probabilidad tienen de emitir luz que alcance los sitios de anidación, independiente a la fuente luminosa.
El estudio muestra mapas con los diferentes porcentajes de cobertura que tendría la iluminación en los distintos escenarios.
“El modelo puede decir que a ciertas altitudes y dirección no se puede construir, otra es disminuir la intensidad de la luz y cambiar el tipo de luz y, muy importante, probar que no afecta a las tortugas o a otro tipo de fauna.
“La idea de esto es que de darse el desarrollo, tanto el desarrollador como las autoridades ambientales se sienten a dialogar y a tomar decisiones junto con la comunidad local que vive de un tipo de turismo”, comentó Rodríguez Estrella.
El investigador apuntó que el software que se propone en este estudio es abierto y busca incorporarse a los análisis previos de cualquier desarrollo, el cual permita un manejo adecuado de la iluminación y garantice la protección de la fauna marina.