Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudian a las sanguijuelas para entender la liberación de la serotonina, neurotransmisor fundamental para la regulación de la conducta, las emociones, el sueño, el apetito y el deseo sexual.
El investigador del Instituto de Biología, Alejandro Oceguera Figueroa, explicó que la capacidad de las sanguijuelas para detener diversas etapas de la coagulación es uno de los temas más interesantes del estudio de estos animales.
El especialista recordó que a las sanguijuelas se les atribuye el restablecimiento del humor y la curación de enfermedades como dolores de cabeza, hipertensión, fiebre y depresión.
La investigación que encabeza el especialista analiza datos experimentales de sanguijuelas mediante modelos de difusión molecular.
Oceguera Figueroa mencionó que debido a las moléculas que producen estos parásitos se podrían solucionar problemas de salud como la reimplantación de órganos, el restablecimiento del flujo sanguíneo y las enfermedades vasculares.
Aunque el trabajo del especialista no se centra en los beneficios de las sanguijuelas en materia de salud, forma parte del esquema evolutivo de estos animales, por lo que sus estudios sirven de guía en la búsqueda de anticoagulantes y anestésicos.
En México se registraron 24 especies de sanguijuelas en 2000 y en los últimos 10 años se descubrieron 14 especies nuevas, de ahí la importancia de conocer su diversidad, comentó Oceguera Figueroa en un comunicado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Con esta investigación se pretenden catalogar, describir y exponer el proceso evolutivo de las nuevas especies de sanguijuelas, mismas que fueron consecuencia de 10 años de investigación continua en México y el mundo, añadió.
“El diseño de áreas de conservación y áreas ecológicas se basa en la información de los aportes biológicos. El esquema evolutivo de estos parásitos sirve como guía para los estudios de salud humana”, mencionó el especialista.
Para estos hallazgos, el biólogo colaboró con algunos investigadores de Argentina, Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, Perú y Uruguay, entre otros países, lo que permitió avanzar en el registro y catalogación geográfica.