Stepehen Hawking ha obtenido un poderoso aliado en el multimillonario ruso Yuri Milner, quien invertirá el capital para crear una nave interestelar que busque vida inteligente en el universo.
En un anuncio conjunto en el One World Observatory de la ciudad de Nueva York, Milner y Stephen Hawking dieron a conocer este martes el programa Breakthrough Starshot: una inversión de 100 millones de dólares en investigación e ingeniería que pretende sentar las bases de un futuro viaje interestelar. La primera fase del programa consiste en construir unas diminutas naves propulsadas por luz (“nano-naves”) que puedan viajar a velocidades relativistas, de hasta un 20% la velocidad de la luz. A velocidades tan altas, la robótica nave espacial sería capaz de llegar desde la Tierra al sistema estelar más cercano —Alfa Centauri— en poco más de 20 años.
“Por primera vez en la historia de la humanidad podemos hacer algo más que mirar las estrellas”, dice Milner. “Podemos llegar realmente a ellas.”
La tecnología detrás de la ambiciosa propuesta del magnate (de la que revelaron hoy los primeros prototipos) está protagonizada por el “Starchip”, una pequeña oblea del orden de unos gramo con cámaras, propulsores de fotones, fuente de alimentación y equipos de navegación y comunicación. Para propulsar ese laboratorio científico en miniatura está el “LightSail”, una vela solar de un metro que tiene sólo unos pocos cientos de átomos de espesor y pesa un par de gramos. El LightSail será lanzado lejos de la Tierra por una matriz de láseres que, según las previsiones de Milner, tendrán una potencia combinada de más de 100 gigavatios (aproximadamente la potencia necesaria para lanzar el transbordador espacial al espacio).
Al concentrar esa cantidad de energía en un objeto que pesa sólo unos gramos, podemos hacer que acelere hasta una velocidad teórica de 100 millones de millas por hora, mil veces más que la nave espacial más rápida de la actualidad.
Si todo esto suena como la loca fantasía ambiciosa de un multimillonario iluminado es porque lo es. Pero, de acuerdo con el propio Milner, también es factible con la tecnología que esperamos de un futuro próximo.
Los obstáculos van desde cómo crear una matriz de láseres capaz de acelerar una pequeña carga fuera de la Tierra a 60.000 g hasta cómo transmitir los datos de regreso a la Tierra en distancias interestelares. Serán logros inmensos, con una gran repercusión a lo largo y ancho de la ciencia y la tecnología. Por eso es que Milner y su tripulación de aspirantes a viajeros espaciales solicitan la contribución de la comunidad científica internacional y el público en general. Breakthrough Starshot, dice Yuri Milner, basará la totalidad de su trabajo en el dominio público.
“Es un proyecto ambicioso, pero no vemos motivos para desistir ni trabas en los principios fundamentales”, explicó a la prensa Avi Loeb, presidente del Centro de Harvard para la Astrofísica y co-patrocinador deBreakthrough Starshot.
Loeb dijo que, antes de llegar a Alfa Centauri, una flota de nano-naves equipadas con instrumentos científicos avanzados podría recoger información dentro de nuestro sistema solar. Podrían, por ejemplo, volar a través del géiser del polo sur de Encélado (la luna de Saturno) y escanear el agua de su océano extraterrestre en busca de signos de vida —algo que tantos astrobiólogos han querido hacer durante años.
“Hoy, en el One World Observatory, estamos poniendo en marcha un esfuerzo de colaboración planetaria”, añade Milner. “Sólo desafiándonos a nosotros mismos podremos averiguar si, al igual que los pioneros que nos preceden, tenemos la capacidad y la ambición necesarias para el éxito.”