Dado que todas y cada una de las actividades que realiza el ser humano incluyen una emoción o sentimiento, es de vital importancia que la Inteligencia Emocional (IE) exista dentro del ambiente laboral, pues el ritmo de vida actual demanda gran parte del día, la estancia y convivencia en la oficina.
A pesar de que constitucionalmente, en el Artículo 61 de la Ley Federal de Trabajo, se especifican las horas que se deben cumplir en una jornada laboral normal (ocho horas la diurna, siete la nocturna y siete horas y media la mixta), siguen siendo estatutos que en muchas empresas no se respetan; en varias de ellas porque así lo demanda la carga de trabajo.
De acuerdo con una publicación de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) titulada “Employment Outlook”, los mexicanos son los que más horas trabajan anualmente con un total de 2 mil 237.
En dicho estudio participaron 34 países donde los factores a medir fueron: calidad del trabajo, tendencias del mercado y las perspectivas a corto plazo de las economías emergentes de la organización. Los países que siguieron los pasos de México fueron Corea del sur, Grecia y Chile.
Sin embargo, esto no quiere decir que forzosamente se tenga que ver el horario de trabajo de manera esclavizante; incluso muchos profesionistas dividen su tiempo de calidad de vida en dos etapas de la semana: 1) de lunes a viernes y 2) sábado y domingo. Esto únicamente refleja la pesadez que representa la estancia en el trabajo para una gran parte de profesionista, viendo en el fin de semana un escape de sus responsabilidades. Gran parte de ello, se le atribuye al ambiente laboral al cual se enfrentan y el cómo lidian con los conflictos entre sus compañeros de trabajo. De ahí, la importancia de conocer y desarrollar la inteligencia emocional de los colaboradores, con el fin de mantener un entorno laboral saludable y una mente abierta y productiva.
En resumen, la inteligencia emocional se basa en saber percibir y comprender las emociones propias y la de las personas que rodean el entorno inmediato, con el fin de aprender a manejarlas en momentos de crisis y utilizarlas. Puede sonar a un proceso complicado, y realmente lo es; no obstante hay técnicas, metodologías y herramientas que ayudan a las personas y empresas a desarrollarla.
Manejo de sentimientos
Miedo: el objetivo es la protección y el cuidado.
Afecto: el objetivo es la vinculación.
Tristeza: el objetivo es el retiro.
Enojo: el objetivo es la defensa.
Alegría: su objetivo es la vivificación.
Básicos de la IE
Tomar conciencia de nuestras emociones.
Comprender los sentimientos de los demás.
Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.
Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
Adoptar una actitud empática y social que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.
Participar, deliberar y convivir con todos desde un ambiente armónico y de paz.