El consumo de insectos dentro de la dieta alimentaria mexicana constituye una actividad milenaria, sin embargo, en los últimos años se registra una recolección desmedida de insectos comestibles para su comercialización, advirtió el maestro en ciencias José Manuel
Pino Moreno en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
Dentro de los insectos más consumidos en nuestro país están los chapulines, escamoles, jumiles y las hormigas chicatanas.
México tiene una gran diversidad de insectos, tan solo de chapulines hay 920 especies. A pesar de que nuestro país tiene una biodiversidad muy rica, la población se la está acabando. “Chiapas tiene que comprarle chapulines a Puebla y Tlaxcala para poder mantener sus niveles de venta, esto habla de una recolección excesiva”, enfatizó el especialista.
Agregó que a pesar de que los insectos se producen de manera natural en lugares silvestres como Morelos, Oaxaca e Hidalgo, hay que ser cuidadosos porque se podría provocar su extinción por el consumo desmedido. Durante las prácticas de campo en los estados, los campesinos comentan que los escamoles se están acabando y cada vez es más difícil encontrar chapulines.
“Desde que los humanos desarrollamos la agricultura hemos modificado todos los ecosistemas, el punto es reconocer que cada especie tiene una función ecológica y los insectos son esenciales para el ambiente ya que son depredadores polinizadores. Además de sus funciones ecológicas, tienen tremendos usos medicinales y también simbolizan una rica fuente de proteína”, especificó el académico del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El académico que participa en el proyecto: “Los insectos como una fuente de proteínas en el futuro del Instituto de Biología”, comentó que ante el crecimiento demográfico, los insectos son una alternativa alimentaria pero se debe tener una legislación que regule los procesos de recolección para que no se genere un problema ecológico.
“Los insectos aportan muchos beneficios a nuestra alimentación pero sin duda se debe pasar de la recolección a la domesticación de insectos para evitar comprometer a las poblaciones a un riesgo ecológico”, concluyó el maestro José Manuel Pino.