Bioabono a base de desechos de jitomate y chile

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Investigadores de las facultades de Química e Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrollaron un abono orgánico peletizado con base en desechos agroindustriales.
 
a investigadora de la Facultad de Química de la UAQ que encabeza esta iniciativa, la doctora Claudia Gutiérrez Antonio, aseguró que el objetivo de este producto es ofrecer una alternativa de aprovechamiento y utilización de desechos que se generan en los campos de cultivo.
“La mayoría de estos residuos es abandonada porque ya no representan ningún valor para los productores, lo que genera que se acumulen y se conviertan en un problema de contaminación ambiental. Este proyecto va enfocado en aprovechar estos desechos, así como la producción de un abono orgánico que no tenga un impacto ambiental significativo, tomando en cuenta que la gran mayoría de los abonos que existen en el mercado se elabora con otros procesos que dejan una huella de carbono (C) importante, y que algunos de sus elementos como el nitrógeno (N) y el fósforo (P) son más difíciles de conseguir”.
Subrayó que en México se producen, aproximadamente, 76 millones de residuos agroindustriales al año, y que muchos de ellos no son utilizados para la generación de productos de valor agregado, por lo que esta iniciativa busca que la gente del sector los aproveche y les represente otra fuente de ingresos económicos.
“En el equipo de trabajo colaboran la maestra Inés Ríos Badrán, los doctores Juan Fernando García Trejo y José Santos Cruz, así como los ingenieros Daniel Trejo y Jorge Cruz. El proyecto lo iniciamos en el campus Amazcala porque ellos tienen invernaderos donde producen jitomate (Solanum lycopersicum) y chile (Capsicum annuum). Tomamos los residuos de esas plantas, así como los productos que no cumplían con los estándares de calidad. Esa materia prima se dejó secar a la intemperie por 15 días para después someterla a un proceso de peletizado —o aglomerado— y una caracterización del abono, para conocer sus propiedades respecto a las normas internacionales que, por cierto, se cumplieron en su totalidad”.
La doctora Gutiérrez Antonio destacó que este bioabono es inocuo y que para su producción no requiere químicos o aglomerados.
“El proceso es muy sencillo de implementar, solo se requiere un secador para las plantas, que puede ser solar, y la máquina peletizadora que no es muy costosa. Este proyecto nace al interior de la convocatoria de Productos 100% UAQ, impulsada por la Facultad de Ingeniería. La proyección a futuro es explorar otro tipo de residuos que se generan en el campus para ver la posibilidad de hacerlo más variado y llevar a cabo la transferencia del conocimiento con un beneficio social. Las universidades públicas, como la UAQ, tenemos un compromiso hacia la sociedad que nos sostiene”.

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