CHICAGO, 2 ago -- En comparación con los adultos, los niños y los adolescentes son menos sensibles al sabor dulce y necesitan 40 por ciento más sacarosa en una solución para que detecten el sabor del azúcar, según un estudio publicado el viernes en la página de internet de la Universidad de Illinois.
Junto con los umbrales de detección del sabor dulce más altos, tanto los niños como los adolescentes prefieren niveles de dulzura significativamente más concentrados que los adultos.
El estudio, basado en datos combinados de investigación anterior de los investigadores y realizado en el Centro Monell de Filadelfia y en la Universidad Washington en San Luis, incluyó a 108 niños, 172 adolescentes y 205 adultos de entre 7 y 67 años de edad.
Los investigadores dieron a los participantes distintos pares de concentraciones de azúcar con agua para saborear y midieron tanto la concentración que los participantes preferían, como la menor concentración en la que pudieron detectar el sabor del azúcar.
"Aunque la baja sensibilidad de los niños requiere una mayor concentración de sacarosa para que detecten el sabor, la sensibilidad de sabor dulce de los participantes no pronostica el nivel de dulzura que prefieren", dijo la coautora Julie A. Mennella del Centro de Sabores Químicos Monell.
Para ilustrar las diferencias de edad en la sensibilidad de sabores, los investigadores calcularon el número de vasos de agua de ocho onzas en los que cuatro gramos de sacarosa, el equivalente a un cubo de azúcar, podría disolverse para que los participantes de cada grupo etario pudieran empezar a detectar el sabor dulce.
Consistente con estudios anteriores, los investigadores encontraron que los niños prefieren una dulzura más intensa que los adultos.
Los adultos prefieren una dulzura similar a una bebida de cola normal, la cual contiene el equivalente a unos ocho cubos de azúcar en un vaso de agua de ocho onzas, dijo Mennella. Los niños y los adolescentes prefieren una concentración de sacarosa 50 por ciento mayor, el equivalente a unos 12 cubos de azúcar en ocho onzas de agua.
"Utilizando los mismos métodos de evaluación que utilizamos aquí para medir la preferencia de sacarosa, encontramos con anterioridad que el potencial vinculante de receptores de dopamina en el cuerpo estriado, una zona del cerebro que codifica el valor de las recompensas, reduce con la edad y pronosticamos, independientemente de la edad, la concentración de sacarosa más preferida en adultos jóvenes sanos", dijo M. Yanina Pepino, profesora de Ciencias de Alimentos y Nutrición Humana de la Universidad de Illinois.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que los cambios ocurridos en la sensibilidad y preferencias del sabor dulce podrían deberse a distintas trayectorias de desarrollo con diferentes mecanismos subyacentes.
"Por ejemplo, los cambios de desarrollo en la sensibilidad del sabor podrían ser secundarios a cambios en la anatomía de la boca y la composición de la saliva, mientras que los cambios en las preferencias de dulzura podrían ser consecuencia de los cambios de la actividad y morfología del sistema de recompensas del cerebro", dijo Pepino.
El estudio fue publicado en la revista Nutrients.