Miami, 23 sep .- Un equipo multidisciplinario de más de 24 personas logró inmovilizar en Miami a una jirafa de casi 2.000 libras de peso (907 kilogramos) con dos patas fracturadas, para colocarle zapatos de goma hechos a medida y tomarle radiografías, operación que el parque de Florida (EE.UU.) calificó de "reto extremo".
El animal de 11 años, llamado "Pongo", llevaba algún tiempo padeciendo de cojera, por lo que los veterinarios decidieron realizar una intervención compleja por lo difícil que, según explicaron, resulta anestesiar a una jirafa.
Con una altura de 16 pies (4,87 metros), "Pongo" sufría una cojera severa que había "restringido significativamente su movilidad y le estaba dificultando realizar sus actividades diarias...", indicó el Zoológico de Miami en un comunicado este martes.
La jirafa "reticulada" fue inmovilizada el sábado pasado para someterla a una serie de procedimientos "necesarios para mejorar su calidad de vida", según el parque zoológico ubicado en el sur de Miami.
Pongo, que había experimentado un deterioro significativo en las últimas semanas, estaba recibiendo medicamentos que le ayudaban a controlar su malestar.
Para las labores de inmovilización fue necesario "un esfuerzo altamente coordinado" por parte de un equipo de más de dos docenas de personas procedentes de varias instituciones, incluidos veterinarios, cuidadores de zoológicos y herreros.
Una vez tumbada en el suelo y con su cabeza en alto descansando sobre un tablón, se realizaron simultáneamente varias tareas, entre ellas las radiografías, poda de los cascos, terapia con láser y la recolección de muestras de sangre y tejido.
También le colocaron a "Pongo" en sus patas traseras unos zapatos de goma personalizados, que tuvieron que "modelarse", detalla la institución, el único zoológico subtropical en los Estados Unidos continental.
Durante la intervención se aplicaron masajes constantes en cuerpo y cuello para estimular el flujo sanguíneo.
Los Rayos X revelaron que "Pongo" tenía una fractura reciente en la pata trasera izquierda, así como una más "vieja" en la delantera derecha.
Los zapatos que le pusieron están diseñados para inmovilizar y soportar la pata recientemente fracturada, mientras ayudan a equilibrar la pata opuesta.
Debido a la extraordinaria anatomía y tamaño de una jirafa, el mayor desafío fue inmovilizar a "Pongo" de manera segura y mantener al animal bajo anestesia mientras se controlaban sus signos vitales, indica la fuente.
Por lo general, las jirafas adultas son de los animales más difíciles de anestesiar. "La muerte como resultado de no poder recuperarse de la anestesia es un riesgo grave", señaló el zoológico, reabierto al público hace poco más de una semana tras cerrar el 4 de julio por la pandemia de COVID-19.
A "Pongo", que ya se encuentra disfrutando de la naturaleza junto a su manada, le tomó casi 40 minutos ponerse de pie tras la intervención, lo que trajo "una gran sensación de alivio a todo el equipo".